El enorme botín acumulado por la Mara Salvatrucha debe ponerse en manos de una comisión adscrita a Hacienda para restituir, en la medida de lo posible, bienes y patrimonios robados a comunidades, familias, negocios y entidades saqueados.
Es natural que sobren grupos que quieran caer encima de dineros y caudales por el solo hecho de que están allí, lo que puede llevar a una garduña sin control, más ahora que las señales son de que “el Estado” está tronando, un Estado que pide al país lo que rehúsa él hacer: apretarse el cincho.
La Salvatrucha fue labrando un imperio bajo las respetabilísimas narices del aparato de “seguridad”, lo que da una idea de la capacidad de sus servicios de inteligencia y, lo que aflige mucho más, que sea un indicio de infiltración criminal en los distintos cuerpos y entidades.
De hecho las pandillas han copiado los modos como grupos sediciosos o ligados a Al Qaeda se organizan: células, alias, obediencia absoluta a los cabecillas, etcétera. Y al igual que los mafiosos, montan negocios “lícitos”, los que actúan como lavanderías de dinero sucio y/o ensangrentado.
Lo que falta en estos casos son denuncias efectivas, señalar con el dedo lo que en una comunidad requetecontra saben todos pero que no se dice y menos a cuerpos de seguridad cuya discreción es muy pero muy frágil.
Y sin saber lo que sucede o no actuar cuando se sabe, es el peor de los mundos en un país que sufre un promedio de doce asesinatos diarios, casi igual a los tiempos en que “los muchachos” estaban liberándonos a los pobladores y con ello hicieron retroceder a El Salvador más de cuarenta años…
Seguimos con especialistas en reculadas.
Unir esfuerzos con nuestros hermanos en la desgracia, Guatemala y Honduras, es un buen paso pero que no conduce a algo positivo si no hay relevos esenciales.
No es posible tener éxito con grupos o personas que sistemáticamente vienen fracasando, que no han logrado tomar la iniciativa en la lucha y que básicamente reaccionan, a lo que se suma lo que durante un largo tiempo y como estrategia publicitaria plantearon: la “reinserción”; si apenas alcanza para educar niños y jóvenes buenos, no tiene sentido la propuesta.
El plan se vino abajo con la resolución de la Sala de lo Constitucional que desautoriza tratos con delincuentes, por lo que también sería ilegal repartir dinero entre ciertos grupos de ninis que terminen siendo pandillas.
Debe replantearse la lucha contra el crimen organizado
La delincuencia es un terrible cáncer social que no logra cura a menos que gente muy pensante busque soluciones, como las que propuso el exalcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, y que personeros del gobierno rechazaron con mal disimulado desdén. Lo grave es que lo rechazaron sin presentar alternativas, lo rechazaron manteniendo en pie sus pobres actuaciones y a los mismos que van de fracaso en fracaso.
Y en adición quieren recetarse el botín salvatrucho, que de inmediato iría a parar a la gran fiesta roja.
Como hemos recordado, esta tragedia es consecuencia de la visceral supresión de la Guardia Nacional, el cuerpo que brindaba la seguridad del territorio. Desapareció la Guardia y casi de inmediato surgieron los puntos de asalto, el bandolerismo y las extorsiones, lo que ha llevado a arsenales, operaciones de guerra, etcétera…