Cuando llega la autoridad, las mansiones están vacías

Lo esencial en las circunstancias que atraviesa el país es unirse contra los corruptos, lograr que una CICIES se establezca y ayude, entre otros, a la Sección de Probidad de la Corte. 

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Con honores dieron el último adiós al agente de la Policía Nacional Civil, Héctor Enmanuel Barrera, asesinado la noche del sábado a la salida de una pupusería de Santa Ana.

/ Foto Por elsalv

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2016-08-08 8:39:00

Se nos dice que uno de los indiciados por corrupción en un vecino país, un funesto sujeto al que se le atribuyen robos por decenas de millones, hizo vaciar sus mansiones del efectivo, joyas, relojes, muebles y cuadros y adornos antes que requisaran los lugares, aunque en cuanto al “arte” su mal gusto le llevó a rodearse de cursilerías, lo usual en los malandrines.

Es ese un caso más de que la justicia llega después de que los tacuacines se han largado, como sucede en nuestro país con los operativos policiales: llegan a los lugares y no encuentran nada.

Es en cierto modo natural que eso ocurra cuando los países no disponen de estructuras adecuadas para combatir la corrupción. El éxito de Guatemala, y luego aunque en menor grado para echarle el guante a los amigos de lo ajeno, se debe a la CICIG, ente que hace una enorme falta ¡aunque personeros del gobierno digan que no se necesita aquí!

Inclusive no sólo “no se necesita” sino que las brigadas de protección a los corruptos corren a auxiliarlos, al mismo tiempo que el partido en pleno les otorga su respaldo.

Cuando al tratar este asunto hablamos de las víctimas de “los amigos de lo ajeno” hay que precisar quiénes son.

No es difícil encontrarlas: somos todos los salvadoreños, como son todos los guatemaltecos, hondureños, nicaragüenses, ecuatorianos, venezolanos, etcétera, a quienes los corruptos les vacían los bolsillos. Y se los vacían en mil maneras distintas. Si el corrupto recibe una comisión por una compra amañada, digamos camioncitos chatarra, le metieron la mano al bolsillo colectivo.

Si se usan presupuestos públicos para sostener treinta y tantos miles de activistas o que sólo llegan a cobrar, igual; si el corrupto recibe rentas de negocios muertos (lo que es devolver un botín escondido) igual, aunque es obvio que “se necesitan dos para bailar el tango”, dos corruptos.
 

La mayoría de gente
vive y actúa honestamente

  

 La corrupción no hace presa de un país entero, ya que la mayoría de personas vive honestamente.

Pero las manzanas podridas terminan por arruinarlo todo y puede hundir a un país en la catástrofe, como el chavismo con Venezuela y la droga con el mundo.

Una de las consecuencias es que la gente se vuelve escéptica o cae en el cinismo, creyendo que nada es de fiar.

Pero la experiencia cotidiana demuestra que la mayor parte de lo que hacemos, lo hacemos confiando en la buena fe de otros. Compramos aparatos sin desarmarlos con fe en las garantías de los fabricantes; bebemos un refresco sin miedo de enfermarnos, aunque no puede decirse lo mismo de las ventas callejeras, que a su vez tienen que operar en ambientes insalubres, comenzando por la calidad del agua cuando la hay.

En muchos campos de la actividad humana hay modos de garantizar calidades, como las calificaciones de hoteles o entidades que investigan denuncia de gente que se sintió estafada.

Lo esencial en las circunstancias que atraviesa el país es unirse contra los corruptos, lograr que una CICIES se establezca y ayude, entre otros, a la Sección de Probidad de la Corte. Y los señalamientos de la gente son esenciales…