Pandillas desaparecen a instalador de cable e internet en Zaragoza

El joven llegó a una colonia de Zaragoza, La Libertad, a resolver un problema de conexión de un cliente de televisión por cable pero ya no regresó.

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Ficha de datos del joven desaparecido. / Foto Por ??scar Iraheta

Por Jaime López

2016-08-08 10:45:00

Albert Antony Grande Benítez, de 24 años, llegó el 30 de julio a Zaragoza, en La Libertad, a atender una falla de televisión por cable de un cliente, pero luego de brindar el servicio, un grupo de pandilleros lo secuestró y de inmediato exigió dos mil dólares a la empresa proveedora de servicio.

Uno de los plagiarios llamó al representante de la empresa cerca de la 1:30 de la tarde, a través del celular de Albert Antony, y le manifestó: “Queremos dos papos (2 mil dólares) y queremos que nos lo lleve a la gasolinera de Zaragoza” para liberar al técnico.


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La advertencia era que si no enviaba el dinero exigido, matarían al joven y desmantelarían el “panelito” (vehículo) en el que la víctima había llegado a la zona.

Tras la amenaza y el peligro que corría el empleado, el representante de la proveedora de servicio envió el dinero al sitio donde los pandilleros habían pedido.

Pero minutos después, los hombres cambiaron de punto y dijeron que mejor les llevaran el dinero a la gasolinera del Puerto de La Libertad.


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El empresario envió el rescate a la estación de servicio indicada poco después de las 2:00 de la tarde, pero los agresores tampoco acudieron allí. Para evitar inconvenientes, el mensajero no se retiró de inmediato, si no que permaneció en el lugar hasta las 6:00 de la tarde.

Como no fue posible entregar la recompensa, el mensajero retornó a la empresa con el dinero y sin noticias del técnico.

Los familiares al ver que Albert Antony no regresó a casa la noche del 30 de julio, comenzaron a llamarle a su celular. ”Fueron más de 25 llamadas perdidas y no tuve contestación de mi hijo”, relató su padre.

El domingo 31, la madre fue a preguntar por su hijo a la empresa, donde le manifestaron lo sucedido un día antes. A partir de ese momento intentaron poner la denuncia en la Policía de Zaragoza, pero ahí les expresaron que no se podía, pues, había que esperar 24 horas para formalizar la denuncia.

Acudieron a la Delegación Centro de San Salvador para denunciar el hecho, pero les dieron la misma respuesta. Fue en la División Central de Investigaciones (DCI) que retomaron el caso.

Tras más de 48 horas de no tener noticias, el 1 de agosto, regresaron a la subdelegación de Zaragoza para pedir ayuda. Les asignaron cuatro policías para que fueran a la vivienda donde Albert Antony había realizado la reparación.

En la vivienda, la abonada del servicio manifestó que el joven había brindado el servicio, pero que a la 1:30 de la tarde del 30 de julio se había retirado en el microbús y que no sabía más.


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Entre carreras y gestiones en busca de Albert Antony, ya pasaron nueve días, sin que en ninguna sede policial, hospitales y Medicina Legal den razón del paradero del joven.

Esta mañana, su padre acudió a Medicina Legal a exponer su caso y le dijeron que la desaparición de su hijo era la 567 reportada entre el 1 de enero al 8 de agosto de 2016.

Según su Documento Único de Identidad (DUI), Albert Antony residía en la Santísima Trinidad, colonia de Ayutuxtepeque controlada por la pandillla 18, mientras que en la zona donde desapareció delinque la MS. Por eso, la familia no descarta que hayan confundido al técnico un rival.

Varios días antes, Albert Antony se libró de que pandilleros lo asesinaran en Apulo, en Ilopango, una zona a la que lo enviaron a instalar un servicio de televisión por cable.

En esa ocasión, el joven se negó a ir a esa zona por considerarla de alto riesgo, razón por la cual enviaron a otra pareja de jóvenes, la que fue asesinada, según los familiares.

En la  residencial Altavista, Ilopango, también se libró que la pandilla 18 Sureña lo asesinara. Esa esa vez sólo lo desvistieron, pero al final le perdonaron la vida.

Su angustiado padre sólo pide que le devuelvan a su hijo, ya sea vivo o muerto.