En estas Olimpiadas 2016, dos atletas masculinos británicos y otro americano que afirman ser mujeres, están compitiendo en las categorías exclusivas para mujeres.
¿Qué piensan hoy las feministas recalcitrantes de género al ver vencidas y perdiendo competencias a sus congéneres al deber enfrentarse a la natural fuerza física de los hombres muy superior a la de ellas? Clarísimo que éstas indudablemente son excelentes en sus disciplinas atléticas para haber clasificado en estas olimpiadas, pero desde ahora y para siempre, en toda olimpiada, ¡deberán sufrir esta disparatada injusticia!
El Comité Olímpico tras las exigencias “transgénero” aceptó tal forzada “tolerancia”, beneficiando “derechos” masculinos sobre los femeninos, para dejar a los hombres competir arbitrariamente contra el sexo opuesto con el que “se identifican”.
Los biológicamente hombres, que evidentemente, aventajan biológicamente a las mujeres en fortaleza y masa muscular, medida del corazón, etc., compiten contra las biológicamente mujeres ¡PORQUE ASÍ LO IMPONE EL IMPERIO HOMOSEXUAL!
Posiblemente para lograr que esta incongruencia se vuelva realidad, los mencionados transgénero se dejen ganar y así aunque las pruebas de fortaleza entre atletas concluyen que “las mujeres atletas más fuertes se encuentran por debajo de la media de la fortaleza de los hombres” y estas diferencias biológicas no desaparecen solo porque un hombre “decide” hormonarse porque le gusta más ser mujer, tampoco el sentido común puede eliminarse mediante el imperio de lo absurdo que es solo eso, un soberano absurdo.
Otro horror: La tres veces ganadora olímpica de medalla de oro en volley-ball, Kerry Walsh, recibió baldones ultrajantes de fanáticas feministas de género americanas, por enaltecer en entrevistas, que el fundamental papel para ella era ser madre y ganó medalla de oro en Londres teniendo 5 semanas de embarazo. Dijo que sus prioridades en la vida eran ser madre y jugar volley-ball.
Sor Lucía de Fátima, en carta guardada en los archivos escribió: “La batalla final entre el Señor y Satán atañerá al matrimonio y la familia”.
Las familias padecen diariamente ataques en el mundo entero. Uno es la ideología de género, sostenida, promovida y practicada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), tentáculo de la ONU y por numerosas instituciones de educación y sanidad con sedes en Norteamérica, Europa occidental y Australia. Todo país que rechace unirse a esta ideología como los Estados débiles y pobres será sancionado a nivel de ayudas para el desarrollo, viéndose condicionados a aceptar la ideología de género, verdadera colonización que afecta al conjunto del continente africano, a Asia y Latinoamérica. El Papa Francisco denunció ser ésta “una colonización ideológica contra la familia, intentando destruirla introduciéndose y difundiéndose en las sociedades y culturas de los países en desarrollo”. En su Exhortación “Amoris Lætitia”, critica fuertemente la ideología mortífera de género «que niega la diferencia y reciprocidad natural de hombre y mujer, presentando una sociedad sin diferencias de sexo, eliminando el fundamento antropológico de la familia”.
Nos encontramos aquí los dos afluentes envenenados que producen el río llamado “género” del feminismo y grupos LGBTI. Esta ideología lleva a proyectos educativos y legislativos que promueven una identidad personal irracional y una intimidad afectiva radicalmente opuesta a la riqueza biológica ejercida entre hombre y mujer.
Pero la mayoría de la sociedad mundial está contra esta desquiciada incongruencia, impuesta por muchos para controlar a la humanidad.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, este mes desautorizó dando marcha atrás a promover la ideología de género, impulsada por la ministra de Educación en unión con la ONU, después de multitudinarias marchas realizadas por padres de familia y niños. Igualmente han hecho cantidades de países… cuerdos.
*Columnista de El Diario de Hoy