Obtenido mediante la fermentación bacteriana de la leche, el yogur es un producto de gran beneficio para la salud. En general, contiene proteínas muy útiles para el ser humano, se digiere mejor que la leche, es fuente de vitaminas del grupo B y A, así como de calcio, fósforo, magnesio y zinc.
Una de las propiedades más destacables, según el sitio Lifeder.com es su capacidad para regular la microflora intestinal tan importantes en la digestión y la absorción de ciertos alimentos, entre otros procesos. No obstante, esta se puede alterar por factores como el estrés, los antibióticos y el alcohol.
Sin embargo, los probióticos presentes en el yogur natural son capaces de restablecer el equilibrio en la flora intestinal, evitando que proliferen bacterias nocivas para la salud.
Asimismo, ayuda a mejorar los síntomas de intolerancia a la lactosa, aumenta las bacterias que eliminan sustancias tóxicas y carcinógenas del organismo y aumenta la producción de algunas células del sistema inmunitario.
Nuevos hallazgos
Por si lo anterior fuera poco, la agencia EFE destaca un estudio liderado por el catedrático de la Universidad de Navarra Miguel Ángel Martínez-González, director del grupo Ciber-OBN, en el cual se confirma que el consumo de yogur entero, rico en grasa, está vinculado con un menor riesgo de padecer depresión en las mujeres.
Para la investigación se analizaron los datos de 14.359 hombres y mujeres sin depresión.
En concreto, se estudió si el hecho de ser diagnosticados con depresión durante un periodo de diez años se relacionaba con el consumo habitual de yogures ricos en grasas, bajos en grasas o la ingesta de fibra prebiótica, y los resultados de la investigación registraron 727 casos de depresión.
En quienes consumían niveles más altos (7 porciones a la semana) de yogures ricos en grasas, se observó un riesgo 22 % inferior de ser diagnosticado con depresión que los que lo tomaban menos de la mitad de una porción al día, aunque esta relación solo se observó en las mujeres.
Por el contrario, según el profesor Martínez-González, en el caso de los yogures bajos en grasas, “los consumos más altos se asociaron con un mayor riesgo de depresión, sobre todo en los primeros años de seguimiento del estudio”.