El desastre ambiental provocado por la explosión de tanques petroleros en Nicaragua ha llevado a cuestionar las normas que existen para la atención de incendios industriales.
El incidente inició con un incendio en dos contenedores de almacenamiento de petróleo, en la planta de Puma Energy, ubicada en Puerto Sandino 69 kilómetros al noroeste de Managua.
Las llamas rodearon a los tanques por más de tres días, provocando una explosión y derrame de petróleo en la zona. Cada tanque tenía capacidad para acumular 144,000 barriles de combustible.
El primer reporte del incendio fue emitido por la empresa el miércoles de la semana pasada, pero el fuego logró ser controlado hasta el domingo.
El tiempo que llevó atender la emergencia, sin haber logrado impedir que el daño ambiental se expandiera, implica que las normas de acción ante incendios industriales de esas proporciones deben ser actualizadas.
El presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), José Adán Aguerri, expuso que una revisión de las normas es necesaria, ya que no existe la capacidad local “para controlar este tipo de situaciones”.
Pero Aguerri señaló, además, que es posible que el resto de países de Centroamérica tampoco tengan la capacidad para controlar un incendio similar al ocurrido en Puerto Sandino.
Por ello expresó que el resto de la región debe prestar atención y aprender de lo ocurrido en Nicaragua. El empresario opinó que se debe determinar la cantidad y el tipo de material que están disponibles para poder controlar un incendio industrial, además de la efectividad de los protocolos para prevenirlos y atenderlos.
El director del cuerpo de Bomberos de El Salvador, Joaquín Parada, dijo que están dando seguimiento a lo que sucedió en Nicaragua.
Señaló que todos los casos similares, no solo en la región centroamericana, pero también a escala mundial, son estudiados para determinar qué ocurrió y si el país contaría con ventajas o desventajas ante un posible escenario de explosión o incendio.
“Vamos a analizar qué fue lo que sucedió, para revisar si tenemos cosas que podemos sacar como experiencia para mejorar y aplicar en nuestro país”, dijo Parada.
El mayor del cuerpo de Bomberos añadió que en El Salvador se aplican normas de seguridad contra incendios, y en el caso de las empresas que almacenan combustibles en grandes cantidades deben tener mecanismos de seguridad para prevenirlos y atenderlos.
Parada señaló que se tendría que analizar qué capacidad tendría cada empresa ante un evento similar. Reiteró que, según las leyes del país, cada empresa que almacena ese tipo de productos debe tener capacidades en sus recursos y medios de poder intervenir ante un incendio.
En el país ya han sucedido experiencias similares. Dos derrames de petróleo ocurrieron en el mismo año, en junio y diciembre de 1994.
Una rotura en la tubería submarina de un barco tanquero, en el Puerto de Acajutla, fue el origen del derrame de petróleo, reportado durante la madrugada del viernes 24 de junio de 1994.
Cinco meses después, el 1 de diciembre de 1994, otro derrame de petróleo volvió a contaminar las costas de Acajutla. En ambos casos se tuvo que crear un “plan de acción” y una comisión para atender la emergencia.
Plan para atender impacto ambiental
Por medio de un comunicado de prensa, Puma Energy informó que desarrollará un plan de remediación, con el apoyo de empresas nacionales e internacionales que tienen experiencia en los procesos de análisis y atención al impacto ambiental.
La empresa también se comprometió a invertir “los recursos necesarios para implementar el plan de remediación”. Puma Energy comunicó que había identificado un área adyacente a la terminal que ha sido afectada por el crudo derramado.
Hasta ayer la compañía petrolera aún indagaba cuáles fueron las causas que provocaron el incendio.
El no haber podido controlar a tiempo el incendio provocó que 166 especies de animales y cinco tipos de árboles fueran afectados de forma directa, según organización no gubernamental Centro Humboldt.