¿Y si le das una segunda oportunidad? 3 razones que pueden cambiar tu decisión

Las metidas de pata muchas veces fortalecen una relación 

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Por Yordanka Pérez Giraldo, Familias.com

2016-08-29 6:46:00

Dicen que las segundas partes son solo una mala copia de las primeras. Sin embargo, esto no necesariamente es cierto. Por ejemplo, Thomas A. Edison, el creador de la bombilla eléctrica, necesitó no uno, ni dos, ni tres, sino mil intentos antes de que su invento funcionara, y es que estarán de acuerdo con que la práctica es la que hace al maestro.

Se requieren muchas metidas de pata para descubrir la receta del éxito, y eso, estimados lectores, aplica para todas las áreas de nuestras vidas, y el amor no es la excepción a esa regla. Muchas veces no únicamente merecemos, sino que necesitamos una segunda oportunidad, sobre todo cuando los motivos que nos llevaron a errar no tienen nada que ver con la intensidad o pureza de nuestros sentimientos.


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Quienes se oponen a las segundas partes quizá están pasando por alto los beneficios indiscutibles que se ocultan en ellas: saber qué caminos no tomar en la renovada relación, cuáles vale la pena seguir transitando, tener, a diferencia de la vez anterior, la madurez, la experiencia y la conciencia de las decisiones que estamos tomando.

Reza el dicho que “nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido”, por ello, aunque hayamos terminado la relación, muchas veces la distancia, lejos de diluir el amor, lo concentra, y es entonces que estando lejos comenzamos a valorar lo que antes dimos por sentado y no apreciamos lo suficiente.

Si ese es tu caso, entonces quizá es hora de que te diga tres razones por las que debes darle una segunda oportunidad.

Estas tres luces que tienen que seguirse en las segundas partes:

1. Si quieres regresar es porque realmente le amas

Ya viviste sin él o ella, ya adquiriste nuevas experiencias y te diste la oportunidad de sanar. Si después de todo ese largo andar quieres regresar, eso muestra que los sentimientos son auténticos y valiosos para ti. Aunque hay un detalle: es importante que haya pasado realmente el tiempo, porque el ir y venir no cuenta, por el contrario, nada más habla de los problemas de la relación.


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2. Se conocen y se aceptan

La parte más difícil de una relación es conocerse y aun así no querer salir corriendo. Si ya estuviste con esa persona, lo lógico es pensar que sabes lo bueno y lo malo que trae consigo, y volver es la prueba máxima de que no solo sabes quién es, sino que lo aceptas tal como es.

3. No se ven como una pareja pasajera

La experiencia previa los pone en una situación en que no se miran el uno al otro como extraños que deben conocerse. No tienen que fingir para agradarse, pues ya superaron ese punto y, por consiguiente, saben que la persona que tienen enfrente es con quien quieren estar.

Como consejo final, sin embargo, debes saber que el error más común y que finalmente termina por agotar las buenas intenciones, las ganas y el triunfo de la reconciliación, es no haber entendido lo que se hizo mal, aceptar las responsabilidades y transformarse, porque las personas no cambian, se cambian, y quien no entienda el significado de eso seguirá tropezando con las mismas piedras, sin importar cuántas veces lo intente. Y de esas caídas resulta bastante complicado levantarse, y sanar.