Indiferencia o compromiso ante escenario político

La ciudadanía debe cerrar filas, especialmente con los hechos inéditos que estamos viendo en El Salvador; cerrar filas para que existan los pesos y contrapesos que son fundamentales en nuestra democracia.

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Simpatizantes de la presidenta brasileña  Dilma Rousseff protestan  en la avenida Paulista, en Sao Paulo.

/ Foto Por Sebastiao Moreira

Por Ricardo Esmahan*

2016-08-29 7:01:00

A menudo nos encontramos con personas indiferentes a temas políticos y sociales de país, pues consideran que es un asunto que debe interesar solamente a los políticos. Se dice que el hombre y la mujer, como seres humanos, son susceptibles ante cualquier acción que tienda a frustrar sus anhelos y por eso se vuelven escépticos y por ello casi todas las cosas relacionadas con las responsabilidades ciudadanas las ven con displicencia.
 
Esta indiferencia se considera una enfermedad sociológica que podemos considerar peligrosa cuando ataca en forma colectiva. Es como un cáncer que va destruyendo nuestra fe, a tal grado, que poco a poco se va desarrollando la semilla de la duda en todos los aspectos de la vida.

¿Cuáles son las causas que engendran la indiferencia hacia las responsabilidades políticas y sociales en las que el hombre y la mujer deben ejercer acción, ya sea para cumplir sus deberes o exigir sus derechos?

Por ejemplo, cuando ha existido una dictadura social o política que ha mantenido subordinadas a las masas en una jungla en la que los más fuertes aventajan, perjudican y explotan a los más débiles, el proceso de sometimiento que podemos considerar degradante para las masas marginadas, provoca un malestar que se va convirtiendo en angustia. La angustia produce seres solitarios que no confían en nadie. Estos seres solitarios se vuelven pesimistas y esconden resentimientos que permanecen pasivos, se pueden convertir en destructivos porque las exigencias de sus necesidades los obliga a liberarse de esa dictadura social y política que los ha mantenido en tan precaria situación y su respuesta se puede convertir en violencia.

En lo relacionado con la política, la persona se vuelve indiferente, porque solo se le toma en cuenta en las elecciones, como votante; pero para la selección de los candidatos que se supone serán los representantes del pueblo, nadie le consulta. Todo queda en una argolla. Los que detentan el poder se organizan en sociedades cerradas y es por eso que muchos oportunistas logran colocarse en posiciones privilegiadas.

El pueblo está cansado de ser utilizado con discursos y canciones demagógicas. Pero no está vencido, porque es como un viejo reloj que durante muchos años ha estado sin funcionar y que al darle cuerda se le hace recuperar el tiempo perdido. Así mismo, ese pueblo que ha estado aparentemente dormido, tiene la capacidad de recuperar todos sus derechos que le han sido vulnerados.

Los nuevos líderes progresistas de auténtico pensamiento democrático, hombres y mujeres, profesionales y empresarios, deben estar dispuestos a brindar su aporte para engrandecer la patria, sin intereses mezquinos. Impulsando la realización de una visión de país, junto con los obreros y agricultores que como la fuerza que contribuye a la producción de la riqueza, saben que pueden cambiar la situación en que se nos ha metido, tomando la decisión que exige cambio de las costumbres políticas tradicionales, para conquistar, con su voto una verdadera participación en el poder, que les permita hacer valer sus derechos.
 
La ciudadanía debe cerrar filas, especialmente con los hechos inéditos que estamos viendo en El Salvador, cerrar filas para que existan los pesos y contrapesos que son fundamentales en nuestra democracia. Y no permitir que un demente llegue al poder creyéndose dictador, capaz de manosear el Estado de Derecho.

Veamos el ejemplo de Guatemala, multitudinarias y ensordecedoras marchas de sectores sin bandera política exigieron la renuncia inmediata del presidente Otto Pérez Molina, quien fue sometido a la Justicia por su implicación en un sonado caso de corrupción. Profesionales, estudiantes, empresarios, comerciantes, campesinos, indígenas y maestros, entre otros, pidieron a una sola voz la salida del gobernante.
 

*Columnista de El Diario de Hoy
resmahan@hotmail.com