Aun cuando el exfiscal general Luis Martínez rinda la fianza de 5,000 dólares que le impuso la Jueza Séptima de Paz, Evelyn Jiménez, no podrá salir libre, sino que permanecerá más días en las bartolinas de la División Antinarcóticos.
La razón: la Fiscalía le notificó el viernes anterior de otra imputación que tiene pendiente y hoy será presentado el requerimiento (acusación formal) en su contra.
“Es por haber revelado información reservada, según lo que establece el artículo 34 de la Ley especial de Intervenciones Telefónicas”, dijo Will Walter, jefe de la Unidad contra el Crimen Organizado de la Fiscalía.
Según la Fiscalía, Martínez supuestamente habría usado las conversaciones del sacerdote Antonio Rodríguez Tercero conocido como padre Toño a distintos sectores, entre los que figura el clero católico.
Lo que pretendía Martínez, según la fuente, era demostrarles a las autoridades eclesiásticas que el sacerdote era responsable de ingresar celulares a dos penales. En septiembre de 2014, un tribunal de Santa Ana condenó a dos años y medio de prisión al padre Toño, luego de haber confesado que ingresó celulares al sistema penitenciario.
Durante la vista pública, Rodríguez Tercero aceptó haber introducido a penales dos teléfonos celulares, uno para Carlos Mojica Lechuga, apodado Viejo Lin, y otro para Carlos Rivas Barahona, conocido como Chino Tres Colas, los dos cabecillas de la pandilla 18. Eso bastó para que la Fiscalía pidiera un proceso abreviado, donde lo condenaron, pero luego lo dejaron en libertad a cambio de cumplir con una serie de condiciones.