Cita evangélica “Por sus frutos los conoceréis: un árbol malo, da frutos malos”. En Economía, el costo/beneficio califica un negocio: es malo, cuando el costo supera al beneficio, y bueno, cuando el beneficio es mayor que el costo. Nuestros vergonzosos récords: menor crecimiento regional, menor inversión extranjera, bajísimos niveles de competitividad, el más inseguro del mundo y primer lugar en el número de homicidios. Según el Evangelio, estos frutos malos resultan de los árboles malos que los producen, y en el plano de la Economía, estamos pagando costos altísimos, sin ningún beneficio.
Y estos pésimos resultados son los esperados, ante los desafortunados nombramientos de funcionarios para dirigir importantes instituciones del Estado. Personas incapaces, sin preparación académica, ni experiencia profesional, ni prestigio, únicamente por su filiación partidaria y su militancia en la guerrilla, aunque su ignorancia supina esté destruyendo al país. Se recuerda, con añoranza, la calidad de funcionarios que en el pasado constituyeron gabinetes, que han sido calificados como “de lujo” y cuyo excelente desempeño trajo tantos beneficios al país.
Tenemos diputados que no saben leer, no entienden las leyes, desconocen la Constitución y las atribuciones de los poderes del Estado. Y lejos de reconocer sus limitaciones y contratar asesores capaces, favorecen a familiares y amistades, tan ignorantes como ellos. En el servicio exterior, causa pena ajena el comportamiento de nuestros flamantes embajadores, que además de no hablar el idioma del país donde ejercen su representación, su dominio del castellano es lamentable, carecen de buenos modales y del mínimo conocimiento de los códigos de vestuario que exige el protocolo.
Para mejorar la calidad educativa, poco apoyo puede encontrar el Ministro Canjura, de excelentes credenciales, con el Viceministro, ex alcalde de San Sebastián Salitrillo. A cargo del Viceministerio de Economía, hay una médico, exalcaldesa de Apopa. La Ministra del Medio Ambiente es socióloga. La de Trabajo, especialista en mercadeo, no entiende los tratados internacionales que rigen la OIT. El Ministro de Agricultura, según quejas de miembros de organizaciones agrícolas, no dimensionó las graves consecuencias de la sequía, ni tomó las medidas con que sus pares en Centroamérica enfrentaron la emergencia.
Sufrimos el espantoso desorden en el tráfico, a pesar de los monumentales pasos a desnivel y de “cero tolerancia”. Se mantienen los estacionamientos en ejes preferenciales, cruces a la izquierda sobre doble línea amarilla, invadir la zona cebra destinada a los peatones, pasarse con semáforo en rojo y bloquear el paso en las bocacalles. Y todo esto, ante la mirada de policías y carros patrulla presentes e indiferentes al caos y a las graves violaciones a la ley de tránsito, que evidentemente desconocen, por lo que no se consideran obligados a multar a quienes la infringen.
Un funcionario ineficiente, que ha fallado en su gestión, puede legítimamente calificarse de malo y falto de honradez, porque cuando fue nombrado, aunque estaba consciente de que no daría el ancho, no tuvo empacho en levantar su mano derecha y jurar… cualquier cosa. Porque el cargo le traería grandes beneficios, sin pensar en el pueblo con cuyos impuestos se pagan sus sueldos.
Esto es corrupción, aunque Nidia Díaz haya tenido el valor de afirmar “Por principios y valores, la izquierda por naturaleza es honrada y transparente”. Olvida que los abusos de Sigfrido Reyes, de CEPA, la Corte de Cuentas, hospitales, centros penales y tantos otros, demuestran la falsedad de su afirmación. En cualquier país civilizado, con funcionarios con alto sentido de la dignidad, estos se verían obligados a presentar de inmediato su renuncia, ante tan vergonzosos señalamientos. Pero eso aquí no se estila.
*Columnista de El Diario de Hoy.