Receta para un movimiento político

Un nuevo movimiento debe tratar a los ciudadanos con respeto, no como una bola de idiotas que no sabe distinguir entre la realidad que viven y las fantasías que los políticos venden.

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El caos vehicular que se crea en horas pico en calle Circunvalación y avenida Jerusalén ha incrementado los asaltos a mano armada aseguran los residentes. 

/ Foto Por Drone

Por Rodrigo Molina*

2016-07-07 8:35:00

Si todos sabemos que ninguna opción política nos está ofreciendo lo que nuestro país necesita, ¿qué características debería tener un nuevo movimiento político para quebrar el estancamiento actual?

 No importa si se origina completamente ajeno a los partidos y movimientos políticos actuales, o como una nueva tendencia dentro de algo ya existente. Ni siquiera si resulta inclinarse más a la derecha o a la izquierda. Al final de cuentas, la mayoría de ciudadanos han dejado de identificarse con los bandos establecidos. A la gran mayoría de personas les une la frustración con las opciones políticas actuales y la preocupación sobre el futuro del país y de sus familias.

 Aquí un par de ideas sobre los principios centrales que deberían dar forma a un movimiento político moderno que pueda darle voz a una ciudadanía decepcionada, frustrada y justamente indignada:
 
Tajantemente Anti-Corrupción 
Los partidos políticos se han vuelto, en el mejor de los casos demasiado tolerantes, pero inclusive posibles cómplices directos, de una descarada cultura de corrupción. No se trata de casos particulares. La corrupción se ha institucionalizado en todos los aspectos de nuestro sistema político.
  
Hasta quienes han tenido la intención de “limpiar” la política han considerado necesario hacer ojo pacho “temporalmente” de “ciertas aberraciones” mientras promueven sus cambios políticos. El problema es que esas “aberraciones” se han vuelto el centro del cálculo político en las entrañas de nuestro sistema.
 
Un nuevo movimiento, si quiere verdaderamente promover un cambio real en nuestro país, debe denunciar la corrupción, venga de donde venga, no solo a conveniencia como hacen los actores de hoy. La corrupción es un cáncer que ha infectado a todos los colores y todas las banderas políticas, y requiere de una batalla frontal y consistente. 

Incluyente y Progresista
La política de la exclusión, del conflicto y del odio es la política del pasado. En el pasado, el temor y el odio era una forma efectiva de cohesionar apoyos políticos. Pero esa política requiere de la ignorancia para seguir siendo exitosa. Estas tácticas, a las cuales recurren constantemente nuestros partidos políticos, son cada día más autodestructivas.

 Un nuevo movimiento debe ser ante todo humanista, reconociendo al ser humano como el fin máximo de la política, y no como una simple herramienta en la búsqueda del poder. Debe reconocer que todos somos seres humanos, sin distinciones, sin importar nuestra diferencias, y que todos debemos ser respetados como tales. Entender también que de la diversidad y la creatividad surge la innovación que promueve el desarrollo.
 
Realista y Responsable 
Las propuestas de la política actual, sean del color y sabor que sean, están llenas de falacias, fantasías y sencillamente mentiras. Estas son formuladas con objetivos electorales en mente, y no en base a las realidades que enfrenta nuestro país. 

Un nuevo movimiento debe tratar a los ciudadanos con respeto, no como una bola de idiotas que no sabe distinguir entre la realidad que viven y las fantasías que los políticos venden. Debe estar dispuesto a decir las cosas como son, haciendo propuestas apegadas a la realidad y a la capacidad que un gobierno  tiene realmente de solucionar las cosas. Debe, ante todo, renunciar a los populismos baratos a los cuales recurre la política actual.

 Fe en el Ser Humano
 Atado cercanamente al populismo del punto anterior, está el paternalismo de estado, que ve a las personas, especialmente a los pobres, como niños incapaces de cuidarse a sí mismos y de tomar decisiones por su cuenta. Esta política recurre a las dádivas para subsidiar la pobreza, en vez de a políticas que verdaderamente empoderen a las personas a construir y salir adelante.

 Un nuevo movimiento debe estar fundamentado en la certeza que todos los seres humanos tienen la capacidad de salir adelante y ser verdaderos motores de progreso con tan solo ofrecerles las condiciones necesarias para lograrlo. No se trata de regalarle nada a las personas. Se trata de asegurar las condiciones para contar con una educación efectiva, para promover el ahorro y la inversión, y para fomentar el trabajo, la creatividad y la innovación.
 
Estos son cuatro principios que fundamentan una nueva visión para la política. Pero ante todo, es esencial despojarnos de ese estúpido tribalismo que nos dicta que hemos de ser leales a una bandera antes que a las ideas que fundamentan nuestros  principios y convicciones. 

No es necesario esperar que alguien más cree este movimiento. El movimiento somos todos nosotros. Lo que necesitamos es confiar más en nuestra capacidad de ser individuos influyentes, promover más claramente estas ideas y demandar que nuestros líderes se adapten a estas nuevas visiones, o que se aparten del camino.
  

*Colaborador de El Diario de Hoy