Daniel Defoe, novelista del mundo atlántico

descripción de la imagen

Daniel Craig y Alex Kingston protagonizaron la historia en 1996.

/ Foto Por Cortesía

Por Katherine Miller. Doctorado en Estudios Medievales y Renacentistas de UCLA.

2016-07-09 5:12:00

“Un verdadero mercader es un erudito universal; su erudición supera al erudito que solamente sabe griego y latín en la misma manera en que una persona analfabeta que no puede escribir o leer: el mercader entiende el lenguaje sin libros, la geografía sin mapas; sus diarios y viajes dibujan el mundo, sus intercambios extranjeros, sus protestas, su procuraciones, todos hablan en diferentes idiomas;  sentado en su salón de contaduría, mantiene conversaciones con todas las naciones, y mantiene la parte más exquisita de la sociedad humana en una correspondencia universal”. Daniel Defoe (1660-1731) en su Review (1706).

Daniel Defoe, en la cita con la que comenzamos, habla de la erudición, de la soledad del mercader-empresario que se lleva a cabo en aislamiento, en lugar de en la turbulencia de la bolsa de valores o de los muelles: sus cálculos los hace casi en un aislamiento monástico.   

Las actividades del mercader son superiores, porque hace cartografía sin recurrir a la geografía, en soledad, pero en medio de la intensa actividad de un centro financiero como Londres; tiene que tomar decisiones al tiempo que guarda sus secretos de viaje y las negociaciones con el marinero, contratar los préstamos y los seguros con los capitanes de los barcos y todo esto con base en circunstancias que deduce de los libros de geografía, que son su poder comercial; en sus viajes y translaciones con todas las naciones, en su correspondencia de negociación comercial, por ello, según Sir Francis Bacon y la Sociedad Real, hace la gira del mundo en libros, mapas y estadísticas.  

Un mercader-empresario  es, en sus actividades, una metáfora inventada para expresar la situación de un hombre al centro del universo. Es el punto más alto del comercio internacional:  un “gentleman” empresario, “un mercader que hace de un pantano lodoso, un estado populoso” [Daniel Defoe, Review (1706)].

Así que, Daniel Defoe, en su vida real e histórica era un empresario además de espía industrial, escritor de panfletos propagandísticos y novelas para varios partidos políticos. Estaba a favor de un comercio global en el Mundo Atlántico, que implicaba la amenaza de la especulación rampante que puede llegar a destruir economías nacionales (como ocurrió en 2008).  

Famoso por sus “best sellers” como Robinson Crusoe, Moll Flanders y Roxana, Defoe, funcionó como vocero del nuevo orden mundial de la Ilustración Inglesa, con sus revoluciones científicas, de sentimientos morales, de política y del mundo financiero, en apoyo al mercantilismo y los “offshores de personas intrusivas en cada sector del planeta” [Sir Leslie Stephen, padre de Virginia Woolf, en Hours in a Library (1874.)  

Hemos dicho que Defoe plasmó sus ideas de ficción y teoría económica en novelas tales como Robinson Crusoe (|719) Moll Flanders (1722) y Roxana (1724), usualmente leídas solo como cuentos de aventuras.  

Pero lo más interesante de las novelas de Defoe son las mujeres que enfrentan este mundo económico del capitalismo creciente en ambos lados del Mundo Atlántico-Moll Flanders en Londres y en la colonia penal de Virginia.

En el prefacio a la obra, Moll Flanders explica que este no es su nombre, que toda su vida usó máscaras y bonitos vestidos para cubrir la realidad de su persona porque intentó, recién salida del negro penal de Newgate, hija de una madre condenada como criminal, buscar su sueño de llegar a ser “una gentlewoman”, con lo cual ella quería decir, alguien que no trabajaba “al servicio” de otro.  Pero descubre, en términos comerciales, que “el mercado está en contra de nuestro sexo en estos momentos.”  Su consigna es que “una mujer no necesitaría ser protegida como amante, si tiene dinero ella misma para mantener su independencia financiera”.

Pero, ¿cómo conseguir esta independencia financiera?  La novela en la que Moll cumple con todas estas astucias fue publicada en 1722 en Londres. “Moll” es un nombre adoptado del mundo criminal en el que, con ironía y sátira, tuvo que actuar, calcular ganancias y pérdidas y en que ella “trabajaba” duramente por su libertad como mujer. El pseudónimo, “Flanders” proviene de su habilidad especial de robar lino fino de “Flanders” y mantener la venta y compra del mismo.

El título completo de la novela es: Las fortunas e infortunios de la famosa Moll Flanders, &c. quien nació en Newgate, y, durante una vida de variedad continua, durante treinta años, además de su niñez, fue doce años una prostituta, cinco veces una esposa, doce años una ladrona, ocho años deportada como criminal a Virgina, al final llegó a ser rica, vivió honestamente y murió como una penitenta. Escrito de sus propias memorias. 

Moll comenta, que en este mundo silvestre de empresarios del siglo XVIII tenía que mantener su identidad real siempre, por necesidad, en la soledad y el secreto. Y aunque termina penitenta: “Yo diría que confieso la inhumanidad de estas acciones, que me afectaron muchísimo y que me hicieron arrepentir extremadamente hasta que las lágrimas llenaban mis ojos.  Pero con todo y todo, aunque mi vida había sido cruel e inhumana, nunca pude encontrar en mi corazón hacer ninguna restitución, y con la reflexión desvanecida, comencé rápidamente olvidar las circunstancias que me habían llevado a tomar tales acciones.”

Ahora, esta es una confesión honesta y ella cuenta esa parte de su vida en la que logró no entrar en servicio, y en la que quedó independiente como “gentlewoman”.  De sus muchos esposos, solamente amaba uno, y él era un ladrón de la carretera con quien se casó sin decirle nada de su nombre ni su vida.  Él se casó con ella bajo las mismas circunstancias y se amaban de verdad sin saber nada de quienes eran, en realidad.  

Pero Moll siente ternura en su corazón cuando ve a este esposo encarcelado en el mismo barco en que ella iba ser deportada a Virginia, donde se hace rica en la venta y compra del tabaco del Chesapeake, herencia de su madre quien había sido deportada anteriormente.  Moll heredó sus ganancias en la producción de tabaco a su hija cuando ella también fue deportada (una práctica común en el Mundo Atlántico).

Cuando se encuentran en el mismo barco con su amado esposo, Jemmy, ella, sin decir quién es dice: “¿No me reconoces?”  y se abrazan, van a Virginia y se casan por amor de nuevo.

Pero esta pregunta es el corazón de la novela y muestra la capacidad de trabajar en aislamiento y soledad bajo un disfraz. (Es parecido a lo descrito en una parte de la letra de la canción Eleanor Rigby de Los Beatles, “quien vive en un sueño y espera tras la ventana con una expresión que guarda en un jarrón junto a la puerta).  

Esta es, también, una pregunta para nosotros mismos: es, de hecho, sobre nuestra vida.  ¿Nos conocemos?, con todos nuestros disfraces.  La vida nos requiere la capacidad del disfraz, como en la vida solitaria del empresario que es condenado de algún modo a nunca decir a nadie quién es en realidad.  Cuando hace la pregunta al esposo que amaba, nos invita también a auto cuestionarnos: ¿No nos conocemos?

Con toda su astucia, ingenuidad e inteligencia llegó a ser lo que anunció en su niñez”: “a true gentlewoman”, sirviente de nadie.  Gana el amor, la riqueza y el prestigio a la edad de 70 años en la ciudad de Londres, centro del Mundo Atlántico, un individuo inteligente que ha trabajado solo y ha ganado todo por medio del comercio.  ¿Y no me reconoces?  Soy empresaria.

FIN