El cambio en Venezuela es inevitable

Venezuela es ejemplo del fracaso en la conducción económica y social de un país, a pesar de la buena suerte de contar con abundante riqueza petrolera.

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Caso San Blas. El próximo lunes cinco exagente del GRP volverán a enfrentar juicio por la ejecución extrajudicial de un joven. Foto EDH / Archivo / Foto Por Archivo

Por Ricardo Esmahan*

2016-07-11 9:06:00

Todo apunta a que Maduro va a hacer hasta lo imposible para no verse obligado a renunciar previo a enero 2017 y, por consiguiente, que se efectúen elecciones presidenciales 30 días después de su renuncia, con posibilidades reales de que la oposición obtenga la victoria. Por su parte, la oposición hace hasta lo imposible para que Maduro no se ampare en subterfugios legales que le permitan salir después de enero 2017 y que su Vicepresidente asuma hasta la próxima elección programada para 2019.

En Venezuela se vislumbra un panorama en el cual habrá un referéndum revocatorio, luego una elección presidencial y posteriormente la instalación de un nuevo Gobierno. Se pronostica que Venezuela vivirá uno de los periodos más negros de su historia, con las tasas de inflación más altas, el colapso más grande de su producción y el deterioro del nivel de vida de sus habitantes.

Recordemos que los consensos básicos de una sociedad se expresan en su Constitución y hay que hacerla cumplir a fin que impere un Estado de Derecho. La Constitución venezolana establece que sus ciudadanos tienen derecho a un referéndum revocatorio y sus promotores han conseguido las firmas necesarias. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia están jugando con la voluntad popular al no permitir el referéndum. Maduro se ha escondido de la voluntad popular y ese es el primer consenso básico que se ha roto en Venezuela.

El Gobierno de Maduro ha sido muy efectivo en desinformar sobre lo que está pasando y ni siquiera quiere conocer resultados. Ha mandado a parar la recolección de datos porque sabe que no le va a gustar leerlos; si los recolectan, habría revocatorio.

Y no es que el régimen que implementó Chávez y que se le heredó a Maduro haya tenido mala suerte; sino que, a pesar que Venezuela tuvo la fortuna de vivir el boom petrolero más grande y más largo de su historia, el régimen usó ese boom para quintuplicar su deuda pública externa, expropiar al sector privado y dar la sensación de que no importaba si la economía pasaba a ser administrada por el Estado, porque igual, si no la sabían administrar los burócratas del régimen, contaba con tantas divisas que podía importar lo que la población requiriese.

El Gobierno venezolano no es capaz de tomar responsabilidad por los fracasos que están ocurriendo en toda Venezuela, siempre está en la onda de echar culpas a otros de sus miserias. Y de todas las ideas que aplica el régimen para resolver la crisis, no logra nada. 

Venezuela liquida su deuda externa y no puede sostener las importaciones. Y vemos cómo cierran las empresas porque no hay divisas para importar materias primas básicas. Estamos viendo cómo colapsa PDVSA, que pese a haber metido más de US$50 mil millones al parque termoeléctrico del país, prácticamente equivalentes a dos años de exportación de petróleo, Venezuela está sin electricidad. Y simplemente porque la burocracia no sabe operar esas plantas. Este desastre de un país otrora de abundancia y progreso, la gente hoy está dispuesta a pasar horas y horas en colas para ver si come algo. 

Venezuela es ejemplo del fracaso en la conducción económica y social de un país, a pesar de la buena suerte de contar con abundante riqueza petrolera.
 
Perder la confianza en la iniciativa privada fue el signo de ese fracaso. La comida la generan productores, hombres libres. Las medicinas un sector farmacéutico fuerte, de iniciativa privada. No todo puede depender de que papá Gobierno haga algo.
 
El Gobierno debe empoderar a la sociedad para que ésta pueda hacer las cosas.
 

*Columnista de El Diario de Hoy
resmahan@hotmail.com