Importante es primeramente definir la palabra Fornicar. No la osadía de algunos alterados que quieren proyectarla como una necesidad para el “progreso y cultura”, sino que el significado de la palabra, per se, según el Diccionario RAE: “Real Academia Española”:
“Fornicar: Tener cópula carnal fuera del matrimonio”.
Igualmente debe detallarse “Progreso”: “Avance, adelanto, perfeccionamiento”. No obstante, esta está sujeta a diferentes interpretaciones. Según la lógica marxista el progreso ascendente solo será posible en una sociedad comunista. Contrariamente, para culturas anteriores al modernismo, “progreso” era concebido como la idea que toda la historia puede forjarse, como el avance de la humanidad en su lucha por mejorarse a través de fuerzas inherentes a ella. O sea alcanzar en un futuro, una condición cercana a la perfección, caracterizada por los ideales del perfeccionamiento moral, espiritual y material.
Pero actualmente, el progreso descansa sobre bases inestables, las que en condiciones adversas, como la antimoral mezclada con marxismo, dan origen a conductas y desarrollos catastróficos y destructores.
Esto puede confirmarse con la gran conspiración que se remonta a casi dos siglos y que ha ido avanzando por el empuje marxista, como puede verse aquí.
En mayo de 1919, en Dusseldorf, Alemania, las fuerzas aliadas en la primera guerra obtuvieron una copia del reglamento a aplicarse a gobiernos democráticos por la Revolución Comunista, de la cual extracto:
A- 1) Corromper a los jóvenes. Apartarlos de la religión. Apasionarlos en el sexo. Hacerlos ociosos, inútiles, superfluos. Destruir su vigor.
B- 3) Destruir la fe de la gente hacia sus líderes naturales, deshonrando y ridiculizando a estos.
Hace unos días leímos en este rotativo artículo de una efemelenista-feminista, presidente de una autónoma.
Decía haber estado en una “GRAN FIESTA CULTURAL” del Orgullo LGBTI (lesbianas-gays-bisexuales-transexuales-intersexuales) en Madrid, España, en el Barrio Chueca, plataforma para su bastante chueco artículo. Ésta, recurriendo a provocar lástima hacia ese excluido Colectivo que lucha por su propia identidad sexual debido a la discriminación, cosa que aquí no es cierto que exista, omite convenientemente otros tantos grupos que sí son discriminados y nadie hace la guerra mundial declarada como hacen con LGBTI. Esta es una batalla universal que escapa de todo raciocinio. Ejemplo: en Estados Unidos Obama decretó que los baños de escuelas, centros públicos y almacenes deben ser unisex, algo que ya están aprovechando los depredadores sexuales para violar niños y mujeres o tomar fotos pornográficas. Ya hay detenidos por estos atentados que eran de esperarse. El decreto “progresista-cultural” continúa.
A las instituciones extranjeras, embajadas, u ONG internacionales y a portavoces salvadoreñas de las mismas, pagadas, deberíamos denunciarlas en las redes sociales, porque pretenden acabar con nuestra niñez y la familia salvadoreña: padre-madre-hijos, buscando igualmente despenalizar el aborto para aniquilar a nuestros bebés. Atrás de todo está la ONU, PNUD, IPPF, Fundación Rockefeller y Ford, y otras instituciones extranjeras como la Embajada de España, que hace algún tiempo tuvo que retirar vallas colocadas en San Benito cerca de conocido colegio y dirigidas a jovencitas salvadoreñas invitándolas a corromperse, por lo que, ante la indignación de madres de familia, debió pedir disculpas y retirarlas. No es raro entonces que esta escritora, —que según rumores, es cercana a la embajada— promocione la fornicación: “tener cópula carnal fuera del matrimonio”, acto que para ésta significa “gran fiesta cultural”, especialmente si la practican hombres con hombres y mujeres con mujeres, envolviendo igualmente la infidelidad y la promoción de la promiscuidad de los jovencitos para pervertirlos. ¡A qué grado de catastrófica y destructora decadencia pretenden llevarnos!
*Columnista de El Diario de Hoy.