Este mamífero camélido suramericano aún carece de un nombre estandarizado, salvo la denominación científica Lama glama guanicœ. En Argentina, Bolivia y Chile recibe varios nombres tradicionales y populares, pero todos coinciden en que esa bestia que llega a medir hasta 1.75 metros de altura, pesar casi hasta las 220 libras se llama luan en estado natural y sólo recibe el nombre de guanaco cuando ya ha sido domesticado como animal de tiro y de carga.
Este segundo nombre deriva de la voz quechua wanaku, relacionado con la muerte y la podredumbre. Una de las principales características de este animal es que se defiende de sus agresores mediante el lanzamiento de grandes escupitajos al rostro. En el siglo XIX, varios esqueletos de luanes y guanacos se convertirían en elementos fundamentales de los trabajos evolucionistas de Charles Darwin, mientras tomaba muestras biológicas y paleontológicas en su viaje de exploración mundial a bordo del barco Beagle.
Para muchas personas, ese animal suramericano es el origen único y real del apodopopular atribuido a la población salvadoreño. Lo que no se explica es cómo ese términopudo pasar desde el sur continental hasta el Reino de Guatemala, donde ya seempleaba durante el siglo XVI.
Cabe la posibilidad de que Gómez de Alvarado y Contreras hubiera mantenido alguna comunicación con sus hermanos en Santiago delos Caballeros de Guatemala, pero hasta la fecha no hay ninguna documentación quelo pruebe, como tampoco existe ningún registro que evidencia que las familias pipilesllevadas a la fuerza en 1534 por los Alvarado y Contreras a Quito haya visto guanacosy retornado a San Salvador para contarlo.
Tampoco se puede descartar un posible origen africano y antillano del término.Palabras como gwa, gwana, wañga, kañga, ñgangi, ñka, ñgwali, ñgur, ñgwa, nkan, gañ,hañga, gañga y otras son frecuentes en diversas lenguas originarias del Congo, esaregión africana de la cual procedieron cientos de miles de esclavos capturados ytraídos a las Indias Occidentales por traficantes portugueses, ingleses y españoles.
Esos términos se refieren a las aves, en especial al pavo o “gallo de Indias”, como también se le llama en la actualidad en idiomas europeos como el catalán o el francés.
Ese posible origen africano se mezcla en la costa caribeña de Guatemala y Honduras con otro término semejante en las primeras ocho décadas de presencia española y africana en el Reino de Guatemala. De hecho, en un mapa elaborado en 1597 por el taller del grabador flamenco Theodor de Bry puede verse con claridad el término Guanaxos para referirse a la bahía de Honduras, donde desemboca el río Dulce.
En 1760, un mapa francés, trazado por Nicolás Bellin, registra con más claridad la existencia del golfo de Hibueras o de Guanacos. ¿Por qué se registra eso en ambos mapas? La denominación procede de la isla Guanaja, muy cercana a Utila. Sus habitantes indígenas fueron los guanajos, nombre que en el siglo XIX se registraba con X y no con J.
En la capital del Reino de Guatemala, desde el siglo XVI se consideró como guanaco a todo aquel nacido fuera de esa ciudad capital. No importaba en qué otro territorio hubiera nacido, si la persona no era oriunda de Santiago de los Caballeros de Guatemala o de la Nueva Guatemala de la Asunción era un guanaco. Ese es el sentido en el que lo registra el escritor Miguel Ángel Asturias en su novela “El señor presidente”, cuando su personaje Fedina Rivas señala que “son cosas de algún guanaco salado y sin vergüenza, de esos que vienen a la ciudad con las mañas del monte”. En ese sentido, guanaco es una persona ruda, rural, tosca, sin mayor formación y poseedora de muchas malas artes, que lo hacen incompatible con el ser urbano y sus costumbres civilizadas y civilizatorias.
El año pasado, un ciudadano guatemalteco difundió un texto que, sin mayor pensamiento crítico, se viralizó en las redes sociales. En su escrito, ese autor señalabaque la palabra guanaco se les había atribuido a las tropas salvadoreñas que combatíana los filibusteros del Dr. William Walker en Nicaragua, entre 1856 y 1857. Además,señaló que aquel “gentilicio popular” les fue dado por oposición a los de chapines, catrachos, nicas y ticos otorgados a los demás soldados del resto de ejércitos centroamericanos. El guanaco surgió por la facilidad con la que los salvadoreños se tumbaban a descansar bajo los árboles de guanacaste, donde también charlaban y departían en amena camaradería. Por desgracia, el ciudadano guatemalteco no aportó ni una sola fuente que sustentara, de manera documental, su historia, que recibió amplio apoyo popular por el sentimentalismo que desbordaba.
También circula otra versión del origen del término, que lo lleva hasta la antigua Fenicia y sus marineros, algunos de los cuales habrían sido los guanas, famosos por su valentía y arrojo en el comercio, en el combate y en las travesías por el mar.
Descendientes de esos guanas habrían acompañado a Cristóbal Colón hasta la isla Guanahaní (que habría tomado su nombre de esos valientes y no de los guajiros que habitaban el Caribe a finales del siglo XV e inicios de la centuria siguiente), desde donde se habrían desplegado por diferentes partes de América gracias a las exploraciones de conquista, habrían sido marineros en el puerto peruano de El Callao y habrían vuelto a España en las naves que transportaban las riquezas continentales en medio de los huracanes y los miles de peligros de las mares Océana y del Sur. A esa nueva teoría lo único que le hacen falta son las pruebas documentales fehacientes y suficientes que le den sustento y verosimilitud.
En la segunda década del siglo XXI, la duda del origen de ese polémico término continúa. A algunos salvadoreños agrada, pero a otros no, en especial cuando lo relacionan con la fuerte exclamación dentro del “Poema de amor” de Roque Dalton, aunque también hay quienes lo recuerdan también con facilidad por aquel verso de una canción de Fiebre Amarilla: “Yo soy guanaco, sí, señor, / guanaco soy de corazón…”.
Por el momento, ninguna de las teorías esbozadas es definitiva, pero lo cierto es que guanaco y sus palabras vinculadas forman uno de los elementos más identificativos y claros de la cultura salvadoreña dentro y fuera del país. Por ese simple motivo, es imperdonable que aún no se haya realizado ninguna investigación histórica,antropológica y lingüística orientada a descubrir su origen y desarrollo.