Ni pobre ni rico, ni joven ni viejo, ni bello ni feo, ni chele ni prieto, ni alto ni bajo…
He consultado con Raymundo y todo mundo, y NADIE está de acuerdo con la decisión, de 4 de los 5 Magníficos, de revertir la Ley de Amnistía. Por Dios, señores, ¿a qué se debe esta guacalada de agua de pila?
Suficientes problemas – y severendos, tiene El Salvador para que 23 años después vengan a revolver el veneno.
Increíble, pero tristemente cierto; han pasado casi 25 años desde que se fumó la pipa de la paz en Chapultepec, pero nos seguimos dando riata. Buena suerte, Colombia.
¿No les parece que lo que menos necesitamos es rascar sobre la sangre derramada?
Tengo a los Magníficos en un pedestal, por hacer respetar nuestra Constitución, y así no caer en el desmadre en que el chavismo ha metido al Alma Llanera. Pero hoy sí que la regaron.
Quizás para inyectarnos el “no más amnistía” con anestesia, el mismo día también sentenciaron un rotundo NO a los 900 millones, invalidaron a los diputados suplentes, y frenaron el impuesto a la luz. Sensatas decisiones aplaudidas por la mayoría.
Mis hermanas y yo, así como la enorme mayoría de las 80,000 familias de luto, culpa de doce años de guerra, definitivamente no vamos a rascar sobre la sangre de nuestro padre, quien, a sus 46 años, fue acribillado por las FPL en el portón norte de la Nacional.
Increíble, pero tristemente cierto; han pasado 39 años desde el “enjuiciamiento” de Calín, y siguen los bochinches en la U.
No nos sirve de nada maicear al abogado para que le meta juicio a Sánchez Cerén, el supuesto autor intelectual de la muerte de nuestro padre. ¿Acaso con juicios vamos a resucitar a nuestros seres queridos?
¿Que descansen ellos y nosotros en paz, verdad? Lo que necesitamos es amor y compasión en el corazón, no bilis en el hígado.
Agosto para los abogados. Si la venganza prevalece sobre la razón, se armará una trabazón de casos en las tripas de doña Justicia, que la van a constipar y nada va a pasar.
De hecho, ya está constipada. Tanto pez gordo, de manos peludas y singular descaro, jugando ¡Olé! con la doña, tranquilos como Camilo. Por supuesto, el dinero mal habido, o ya está invertido, o en una banca foránea, listo para ser vivido.
Hago una petición a los responsables de informarnos. Por favor, no gasten más tinta, posts y minutos de lo necesario, en sus coberturas de la esfumada amnistía. Los salvadoreños tendemos a sacarle el jugo a un tema hasta la cascarita, y este tema está cargado de malas vibras, de las que necesitamos exhalar, no inhalar.
Recuerden que los millenials, los futuros consumidores de noticias, comenzaban a nacer cuando se firmó la paz y se decretó la amnistía. Ellos no quieren que revolvamos una guerra del pasado.
Lo que quieren, y el país necesita, es que sus hijos miremos hacia adelante, no desmayemos, busquemos a Dios, persigamos la Unión, luchemos por la Libertad.
Unto mi alma en bálsamo y, como gesto de buena voluntad, perdono a mi presidente, a quien ya no me referiré por su nombre de guerra, Leonel, sino que por su nombre de paz: Salvador.
Hago una petición a Salvador, y sus excomandantes, para que no se les ocurra destapar las heridas de guerra; recuerden que ustedes también tienen las manos manchadas de sangre, y muchos esqueletos en el clóset.
En vez de clavarse en el pasado, mejor acepten que comandar el país se les ha salido del guacal, y hagan algo por resolverlo.
Ah, y no me vayan a robar mi pensión, que ya no tengo otro pañuelo blanco.
Y para cerrar con nota positiva, continuemos la canción con que iniciamos esta nota… para reír, para cantar, para bailar, para gozar, para sentir felicidad…
Amor, paz y carnaval. Nos vemos en la Perla de Oriente el último sábado de noviembre.
…No hay más lugar que San Miguel en Carnaval.
*Columnista de El Diario de Hoy.
calinalfaro@gmail.com