Es el artista detrás de Le Croissant, el restaurante y panadería que se caracteriza por vender especialidades de la gastronomía francesa, tal y como se sirven en Francia. Cyrille Beraud se especializó en la gastronomía de su país y aunque la vida lo llevó lejos de su cuna, en El Salvador se ha convertido en un embajador de los auténticos sabores franceses.
Vivió su niñez y adolescencia en la población de Saint-Laurent-en-Brionnais, en la región de Borgoña. Se crió entre viñedos, sembradíos de frambuesas, manzanas y cerezas. Subirse a un tractor y desde ahí cortar con sus manos las cerezas era una estampa frecuente de su vida.
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Como algo natural en su diario vivir aprendió a disfrutar los sabores de los mejores frutos, de los mejores quesos, de los mejores postres. “Mi gusto por la cocina viene de familia. Mi madre estudió cocina y costura y hacía unos postres deliciosos. La hora de la comida era un ritual donde había entradas, platos fuertes, postres, quesos y diferentes vinos y champagne”, recuerda este chef de expresivos ojos grises.
Cyrille viene de una familia ligada a la gastronomía, ya que tiene tíos dedicados a la panadería, otros a pastelería, uno más a la carnicería y su hermano es cocinero, “siempre estuve rodeado de gente que tenía que ver con la cocina”, reflexiona este experto en chocolatería.
Con estos antecedentes, su decisión de estudiar cocina no resultó extraña. Laboró en un hotel de la turística isla de Mallorca, España, y luego en Nimes, al sur de Francia, donde conoció a Beatriz, la salvadoreña que lo cautivó y quien es su esposa.
Junto a ella, en 1996 llegó a tierras salvadoreñas y de inmediato se desempeñó como subchef en el antes llamado hotel Camino Real, ahora Intercontinental.
“Siendo cocinero y pastelero, descubrí que algo me hacía falta y eso era un buen pan. Me costaba encontrarlo aquí”, analiza este hombre de semblante sereno y de fácil conversación.
Nueva misión
Con esa idea en mente, su próxima meta fue estudiar para panadero. Trabajó un tiempo en Miami, pero pronto tomó sus maletas y se volvió a Francia, a estudiar un diplomado en panadería, a la vez que trabajaba en el hotel cinco estrellas Crayon de París.
Ese doble esfuerzo fue necesario para dar el siguiente paso: crear su propia empresa. Cyrille volvió al país con el proyecto de abrir una pequeña panadería que proveyera panes de calidad a restaurantes y hoteles.
Junto a su esposa, este riguroso chef creó Le Croissant en julio de 2002, una modesta pero novedosa panadería, que vendía diversidad de panes estilo francés, algunos postres, chocolates e incluso helados. Todo elaborado con las recetas tradicionales de la cocina francesa.
Fotos: Estos son algunos de los productos que se puede encontrar en Le Croissant?
La propuesta no funcionó como esperaban, pero algo más grande estaba en el umbral. No fue fácil conquistar a los hoteles y restaurantes, pero poco a poco la clientela fue creciendo. Al principio -incluso ahora- al consumidor salvadoreño a veces le cuesta abrirse a probar sabores nuevos, pero cada vez son más quienes se deciden a probar y vuelven, reconoce.
Una de las cosas más difíciles de hacer cocina francesa en El Salvador es encontrar los ingredientes de la mejor calidad, reconoce Beraud, pero es ahí donde día a día enfoca todo su empeño, en una cuidadosa selección de materias primas como frutas, verduras e incluso pescados.
Por supuesto, este cocinero con más de 25 años de experiencia ha hecho escuela en el país. Su equipo de 75 empleados, entre cocineros, meseros y personal de apoyo, ha sido formado personalmente por él, para asegurarse de que se sigan los procesos tal y como se hace en su país natal.
Sin duda, este esfuerzo constante ha sido reconocido. Catorce años después la panadería ha crecido en la preferencia de los salvadoreños, muestra de ello es que Le Croissant cuenta ahora con cuatro sucursales y suman 90 personas entre sus empleados.
Para Beraud, la clave del crecimiento es que “a Le Croissant la gente viene y se siente cómoda, siempre encuentra la misma atención en servicio, los mismos productos y en la misma calidad; y saben que el sabor (de los platillos) es igual que en Francia”, asegura mientras se reconoce como “detallista y meticuloso” en la cocina.
Incluso, ese perseverante trabajo lo llevó a recibir la condecoración “Orden al Mérito Agrícola en el grado de Caballero” el 4 de julio de 2015, otorgada por el embajador de Francia en El Salvador, una mención que lo distingue por respetar las recetas de Francia en El Salvador.