La enfermera Marta Isabel Hernández, quien fue asesinada el miércoles en el cantón El Mojón, de San Martín, era quien aportaba la mayor cantidad de dinero para sostener a su numerosa familia.
Allegados de la víctima, quien fue sepultada la tarde de ayer, relataron que además de ganar el sustento para sus dos niños, de ella dependían económicamente sus padres y hermanos: entre ellos dos doctoras que no han logrado colocarse en un trabajo.
“Ella (Marta) era la que más dinero aportaba a la familia”, sostuvo un conocido de la enfermera.
Hernández tenía más de 20 años de experiencia profesional. Desde 2010 formaba parte del Equipo Comunitario de Salud Básica (ECO) del Ministerio de Salud destacado en el cantón Letona, de San Martín.
La tarde del miércoles, cuando la enfermera circulaba por el cantón El Mojón, del referido municipio, tras terminar su jornada laboral, fue interceptada por varios hombres que la mataron a balazos. Les dispararon a quemarropa.
El jueves, tras enterarse del hecho, un centenar de empleados de la Unidad de Salud de San Martín paralizaron labores para acompañar a la familia Hernández y para exigir a las autoridades seguridad y respeto a quienes residen y trabajan en la zonas rurales.
Este viernes no hubo atención de pacientes en el puesto de salud ni los promotores, médicos y personal de enfermería visitó las colonias y cantones del municipio.
La tarde de ayer, decenas de personas acompañaron a los parientes de la enfermera a una misa de cuerpo presente y luego al entierro en el cementerio de San Martín.
Las autoridades no han revelado las razones por las que Hernández fue asesinada. Algunos conocidos de la víctima dijeron que el ataque pudo ser cometido pandilleros que supuestamente han querido apropiarse de un terreno que pertenece a los Hernández.
Los colegas de Marta pidieron a las autoridades garantizar la seguridad del personal de salud que diariamente deber acudir a dar sus servicios a zonas de alto riesgo delictivo.
Además denunciaron que no cuentan con las mejores condiciones para dar los servicios médicos a la población: “Se nos deja ir a la calle a lo que Dios mande, no hay un plan integrado para resguardar a los trabajadores”, se quejó un compañero de la víctima.