El gobierno se ha terminado el enorme caudal de recursos que ha percibido, por su derroche desmedido, lujos innecesarios, aumento de plazas, proyectos absurdos, mal planeados y peor ejecutados, por personas incapaces a cargo de importantes ministerios, que al carecer del conocimiento necesario para desempeñar tan delicadas funciones, han despilfarrado grandes recursos, en proyectos inútiles.
El ministro Cáceres sigue buscando desesperadamente más dinero, empleando toda su creatividad para disfrazarlo de contribuciones especiales, la red energética, programas sociales, más bonos, más deuda, o apropiación automática de los ahorros de los trabajadores. La Misión del FMI, con su sentencia demoledora de que estamos al borde de caer en el impago, y las serias medidas sugeridas para estabilizar las finanzas, apenas han recibido ambiguas declaraciones de que “se están estudiando”.
Pero no aceptan que la solución está en decapitar al monstruo responsable de estos problemas, destituyendo a los funcionarios incapaces, que reiteradamente han metido la pata, y cuya ignorancia ha causado daños tan serios. Aunque la reactivación del agro fue promesa del Frente, como importante fuente de recursos que alimenta un fuerte segmento de la población, con bajos ingresos, los titulares de esta cartera demuestran no haberse jamás ensuciado las manos ni con la tierra de una maceta.
Cuando los demás países de la región invertían gruesas sumas para combatir la roya, el titular declaró que se trataba de un gusanito. Pareciera que la misión del ministro Orestes es destruir el cultivo del café, otrora orgullo de los caficultores salvadoreños. Ellos crearon el Fondo de Contribución Especial, destinado a investigación científica para lograr mejores cosechas, aportando un porcentaje de cada quintal procesado.
El ministro ha solicitado que esos recursos sean trasladados al MAG, cuyo presupuesto ha sido disminuido en varios millones, para la adquisición de bienes y servicios, control de la roya y la promoción internacional de la marca “Café de El Salvador”.
Con dolorosa ironía, el Director Ejecutivo de Abecafé se pregunta “cuál café se va a promocionar”, si la exigua cosecha 2015-16 es similar a la de hace cien años. Evidentemente, la firma del Pacto Nacional del Café solo sirvió para disfrutar de un almuerzo en una finca de Ataco, del presidente Sánchez Cerén y un grupo de caficultores.
Tal vez este desprecio por el grano de oro se deba a la percepción de que es negocio de oligarcas, cuya riqueza hay que repartir. Pero olvidan que de la corta viven miles de familias, cuyo ingreso más importante es el que logran en la temporada. Este año se han perdido casi 9,000 empleos, por la baja cosecha.
En el MINSAL, las malas decisiones saltan a la vista en el nuevo hospital de la Mujer, monumento a la chambonada y el atrevimiento de anunciar un nuevo hospital Rosales, cuando no hay dinero para medicinas y para poner a funcionar sofisticados aparatos producto de donaciones.
El SITRAMSS castiga a quienes circulan por el único carril en el bulevar del Ejército, mientras en la elegante vía de los nuevos buses, totalmente vacía, hay niños en patinetas y bicicletas, y los privilegiados vehículos nacionales tienen vía libre.
Abundan los desastres cometidos por otros funcionarios del Estado, pero lo más indignante es comprobar que continúan desempeñando unas funciones para las que no están preparados, lo que tiene un alto costo y nos mantiene en el último lugar en crecimiento. Al no tener la dignidad de renunciar, el Presidente tendría la obligación de destituirlos. Pero para la ideología del Frente, los malos resultados no tienen ninguna importancia, aunque el país esté al borde del caos.
*Columnista de El Diario de Hoy.