¿Quién gana con la derogación de la Ley de Amnistía?

Con mucha probabilidad, se reavivará el odio y la lucha de dos bandos entre los que no puede haber ganador. Entonces me pregunto yo: ¿quién gana con esto?

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Foto Por edhdep

Por Mónica Pacas de Rodríguez*

2016-07-20 9:01:00

Comenzando el día, en la mesa durante el desayuno, leo en el periódico la noticia: “Sala de lo Constitucional de la Corte declara inconstitucional la Ley de Amnistía”. Sin poder evitarlo, delante de mis hijos que estaban presentes, se me escapa un “¡Dios mío!”.  Al verme preocupada, me preguntan “¿qué pasa, mami? ¿qué significa eso?”… En mis adentros pensé en lo sencillo de sus preguntas, frente a la complejidad de la respuesta. Haciendo un esfuerzo, intenté explicárselos así…

La aprobación de la Ley de Amnistía de 1993 se dio por el consenso entre los líderes del FMLN y la Fuerza Armada, y con el apoyo de la comunidad internacional, quienes consideraron que este era el único camino posible para terminar con la guerra civil que había cobrado ya tantas vidas y que estaba destruyendo al país entero. Luego de la firma de los Acuerdos de Paz este era un recurso necesario para comenzar a escribir una nueva historia. Recuerdo que en esa época yo estudiaba Ciencias de la Comunicación y Periodismo en la UCA, por lo que tuve la oportunidad de seguir paso a paso el proceso. 

A partir de entonces se creó una nueva dinámica en la política y en la sociedad salvadoreña. El FMLN se constituyó en partido político y por primera vez en la historia participaron en el proceso electoral, ganando pocos años después la presidencia de la República y la mayoría en la Asamblea Legislativa. Pero aunque a lo largo de estos años ha habido altos y bajos, parecería que no hubo una reconciliación real; faltó lo imprescindible: el perdón. 

Perdimos de vista que la paz no se consigue a través de la aprobación de una ley o de la firma de un acuerdo, sino a través del empeño de cada uno por sanar las heridas en su memoria y corazón. “Sanar”, no olvidar. Pues cuando se pretende olvidar, se comenten nuevamente los mismos errores… Tampoco “inventar” una versión de la historia a la conveniencia de cada uno, pues eso abre nuevas heridas y hace más profundas las existentes. Para empeorar la situación, diferentes personas y grupos de ambos bandos, se dieron a la tarea de mantener vivo el dolor, el odio, el rencor, para alimentar el deseo de venganza y así poder manipular al pueblo a su antojo.  Y así seguimos… divididos, mirándonos como enemigos y no como hermanos.

En la escena de una película que narra la vida de San Juan Pablo II, aparece el protagonista abrumado por la violencia y odio del régimen Nazi, a punto de considerar la violencia como única respuesta posible ante esa situación. Pero un hombre sabio con quien se encuentra lo hace reflexionar…  “Sólo se ganará con amor, no con armas. Los nazis desaparecerán, porque el mal se devora a sí mismo. Pero si el amor no tiene éxito, los nazis regresarán con un nombre diferente”. Pienso que eso es lo que nos esta sucediendo. Hemos querido corregir errores con más errores; combatir el odio, sembrando más odio. Pero no podemos olvidar que somos libres y que cada uno tiene la posibilidad de mantener viva la esperanza, difundiendo el significado de la vida y del amor, pese a la maldad de la que somos capaces.

Entonces recuerdo la pregunta de mis hijos “¿qué pasa con la derogación de esta ley?” Y con el corazón encogido, tras una taza de café ya frío, les respondo que con mucha probabilidad, se reavivará el odio y la lucha de dos bandos entre los que no puede haber ganador. Entonces me pregunto yo: ¿quién gana con esto?
  

*Colaboradora de El Diario de Hoy.
@MonicaPacas