Pobre el gringo Ben Dover. Con lágrimas en los ojos, se lamentaba que no iba a ser best man (padrino), ni lucir su bronceado salvadoreño, en la boda de su mejor amigo en Hermosa Beach, una playa – ni tan hermosa, cerca del aeropuerto de Los Ángeles.
“Why, Ben?”, le pregunté en lo que esperaba mi cerveza en la barra de Olas Permanentes, un hotelito de surfers en la playa El Zonte (esta sí es hermosa), a 50 km tanto del aeropuerto como de nuestra capital.
Su vuelo era a las 5 p.m., por lo que a las 2 dejó un medio ceviche, ya que El Zonte shuttle estaba va de pitar y pitar. Cincuenta kilómetros, en condiciones normales, se recorren en no más de una hora, pero al busito de Ben le tomó tres.
¡Cuáles condiciones normales! Una trabazón de 10 km para pasar el puerto, razón por la cual se fue el avión sin el padrino. Al menos aprovechó para comerse un mango maduro, con ketchup y forma de flor, y para probar unas como ostias rosadas gigantes, omnipresentes a la orilla de la trabazón.
De nada le sirvió haberse prechequeado. Para acabar de amolar, la aerolínea le echa limón a la herida, cobrándole $150 por su reserva en el vuelo de mañana. Semejante palabrota, que empieza con F, salió de la boca de Ben.
Menos mal la noche estaba invitadora, con una luna casi llena que alumbraba unas olas de quiebre perfecto. “Look at it from the bright side”, animamos a Ben. Mañana le podrás seguir sacando chispas a tu tabla. Otra Golden para mi nuevo amigo por favor.
Disculpas, Sonora Matancera, pero culpa de la pesadilla del puerto, en el mar la vida ya no es más sabrosa, en el mar no todo es felicidad.
Los salvadoreños tenemos la dicha que la vida es playa a tan solo 30 km de la capital. Gracias a Tony Saca, 15 km chipusteados en 4 carriles, y 15 km a paso de funeral, en los dos de siempre.
Don Gerson quiere que lleguemos más rápido, por lo que ya anunció que completará lo que Saca abandonó, ¡hasta con ciclovía! Sí por favor, el sábado pasado bajé pedaleando y simasito me plancha la chuzona.
Don Duarte quiere que gastemos más en el Pueblo Vivo de La Libertad por lo que, en conjunto con el alcalde – no de su partido, lo tienen bien chivo. ¿Ya ven que bandos políticos opuestos sí pueden trabajar?
Han trabajado juntos para abrir posibilidades de empleo, atraer inversión, ofrecernos esparcimiento, echarle watts (de energía, no de agua) al imán pesca turistas.
Dice Duarte que el 57.3 % de los valientes turistas que nos visitan, se dirigen a las playas de La Libertad. ¡Cómo que no, si sus olas son únicas en el mundo!
Con razón se palpa el emprendedurismo: hay muchas camas a donde dormir, El Tunco está hot, hay restaurantes por doquier. Qué delicia disfrutar del sabor único de nuestros mariscos, con boquita de un paisaje tan azul, tan dormido, que si no fuera un mar bien sería otro cielo. El Divino Salvador se celebra a vuelta de semana. Eso significa un severendo cuello de botella porteño.
Eviten el cuello autoridades competentes. ¿Qué les parece si de 3 a 6 habilitan doble carril para los que van al aeropuerto y regresan a casa? También sería excelente si destacan gestores de tránsito para arriar el tráfico, y prohibir que los carros viren a la izquierda para estacionar.
Tengan grúa a la mano para despejar el perol recalentado. ¿Chocó? hágase a un lado. ¿No ve que hasta el carro presidencial del puerto se ha esfumado?
Solo si se ponen las pilas, podremos volver a cantar: En el mar / la vida es más sabrosa / en el mar, te quiero mucho más / con el sol, la luna y las estrellas, “y las olas del Zonte”, grita el gringo Ben / en el mar ¡todo es felicidad!
¡Felices vacaciones! Si toma, no maneje ni surfee, buczo con los mañosos, mantengamos limpias nuestras playas, y cuidado, bañista, que hay viene el tiburón, anden con cuidado, con mucha precaución.
*Columnista de El Diario de Hoy.
calinalfaro@gmail.com