La cocina de Japón ha alcanzado renombre en los últimos tiempos no solo por su variedad de aromas y sabores, sino porque muchos expertos están de acuerdo en que es gracias a su tipo de alimentación que esa nación asiática tiene una de las mayores esperanzas de vida del planeta, la cual ronda los 80 años.
A esto mismo obedece el hecho de que los japoneses tienen el índice de sobrepeso y obesidad más bajo entre los países desarrollados.
De acuerdo con Nagayama Hisao, historiador de cultura gastronómica y lector de la Universidad de Seibu Bunr, “la dieta japonesa está basada en lo que se llama ichi ju san sai – esto es tres guarniciones acompañando una sopa de miso y el plato central, arroz blanco cocido”.
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Por su parte, la nutricionista Celia Hattori afirma que “la alimentación nipona se ajusta al patrón ideal de composición: un 12% de proteínas, un 25 % de grasas y un 63% de hidratos de carbono”. Es decir que su alimentación se basa en hidratos de carbono, sobre todo en el arroz blanco.
Otro beneficio es su cocción baja en grasa. El aceite se emplea sólo en pequeñas cantidades y para aliñar las verduras. Para dar sabor prefieren los caldos de pescado (dashi) y los vegetales.
En cuanto a las carnes rojas y el pollo, se usan más como acompañamiento que como plato principal. Con ello evitan las grasas saturadas propias de estos alimentos, que bloquean las arterias y aumentan el colesterol.
Para que tengas una mejor idea, aquí te presentamos algunos de los alimentos básicos de la cocina japonesa.
Pescados
La primera fuente de proteínas para los japoneses es el pescado. A diferencia de la dieta occidental, ellos comen menos carne.
Generalmente, se trata de los de agua fría o salada, como el salmón y el atún.
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Son ricos en ácidos grasos omega 3, lo que es muy saludable porque regulan los niveles de colesterol, protegen contra las enfermedades cardiovasculares y ayudan a estimular la mente. Lo consumen de una a tres veces al día y con poca cocción o, incluso, crudos. A esto se debe sumar que el pescado es mucho más digerible.
Té verde
Por norma general, los japoneses suelen beber té verde o agua en las comidas. Tan popular es, que muchos dulces, helados y galletas lo incorporan como ingrediente, confiriéndole su sabor característico. “Lo mejor que tiene el té verde es que suministra una gran cantidad de antioxidantes. Además, no aporta calorías”, indica la doctora Pilar Riobó. Además el té verde aporta vitaminas del grupo B, pro-vitamina A, flúor, calcio, potasio y magnesio.
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Arroz
Es el hidrato de carbono en el que se basa toda la alimentación japonesa, donde los cuencos de arroz están presentes en la comida e incluso en los postres.
Hay que tener en cuenta que en ese país hay hasta 300 tipos de arroz (hakumani, kagayaki, mochigome, etc.). Por este motivo, la mayoría de los japoneses usan suihanki (arroceras) en las que añaden cantidades medidas de arroz lavado y agua. Estas mantienen el arroz húmedo y templado, de forma que permanece comestible durante horas, por lo que muchas veces sólo lo cocinan una vez al día.
Este cereal les proporciona a los japoneses hidratos de carbono complejos. Además, el de tipo integral, indica la nutricionista española Júlia Farré, “es importante porque tiene fibra, más vitaminas del grupo B y no estriñe”.
Algas
Los japoneses toman en su alimentación todo tipo de algas, tal es el caso de la wakame, kombu y la conocida nori, que emplean para envolver los deliciosos sushis. Sin embargo, su principal virtud (su alto contenido en yodo) es también su principal defecto, pues una ingesta superior a la recomendada de este mineral puede ocasionar problemas tiroideos, sobre todo a embarazadas y niños.
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Miso
El miso es pasta de soja fermentada y contiene grandes cantidades de isoflavonas. Contiene enzimas vivas que ayudan a la digestión. Al contener fermento y no estar pasteurizado, es posible que favorezca la microbiota intestinal.
La sopa miso es un acompañamiento básico de la gastronomía japonesa que se sirve tanto en desayunos, almuerzos y cenas. Nunca se sirve como plato único. Entre los ingredientes que se le añaden están vegetales, tofu y algas, todos excelentes fuentes de vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra dietética.