Señor, en el consulado cerramos a la 1:00 p.m.

Para un salvadoreño en el exterior, conseguir un pasaporte nuevo (renovarlo, sustituir documentos perdidos, etc.) toma de cuatro a seis semanas, gestión que no debería tomar más de tres días.

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El presidente de ??guila (centro), junto a representantes de Pilsener.

/ Foto Por EDH / Gerson Sánchez

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2016-07-26 9:16:00

La muy fatigosa y en parte innecesaria odisea de un salvadoreño de Florida que tuvo que ir a Dallas a renovar su pasaporte, del cual tuvimos conocimiento, expone graves fallas de una burocracia que no parece pensar en su clientela, que son las personas que necesitan servicios, salvadoreños que pagan impuestos.

Una pareja salvadoreña-ecuatoriana pidió a un consulado de El Salvador en Italia un permiso para traer su hijo al país; la respuesta fue el trámite dura tres meses; fueron al consulado ecuatoriano y el trámite tomó dos horas.

Los salvadoreños necesitan tramitar autorizaciones diversas, certificar títulos, diplomas, nacimientos, apostillar documentos, etc.

Lo de “aquí se hace cola y punto” es la manera primitiva de atender al público. En museos, sitios históricos, etc., al lado de la “cola” de los que llegan sin cita, hay ventanillas para los que la han hecho.

Cada solicitante tiene que pedir permiso en su trabajo, deja de ganar salario, incurre en muchos gastos para terminar siendo víctima de la incapacidad institucional.

En los consulados nadie va de uno en uno revisando sus documentos para facilitar los trámites. Todo va a dar a ventanillas de aburridos burócratas que sólo esperan terminar su jornada y descansar, ya que casi todos ellos nacieron cansados.

El consulado en Dallas cierra a la una de la tarde, a diferencia de consulados de países en orden, que cierran entre cuatro y cinco de la tarde.

Con los cuarenta y tantos mil empleos nuevos no cuadra que ni en Relaciones Exteriores ni en el resto de las dependencias estatales se agilicen trámites, lo que comprueba que esos nuevos empleados son una variante de los ninis: ni tienen capacidades ni se ocupan de asuntos de interés para el país, sino que son una masa recibiendo una pensión, agitadores durmientes que se sacan a las calles para desórdenes o asegurar votos para el partido rojo.
 

Tomando meses en aprobar
un convenio de intercambio

 

Para un salvadoreño en el exterior, conseguir un pasaporte nuevo (renovarlo, sustituir documentos perdidos, etc.) toma de cuatro a seis semanas, gestión que no debería tomar más de tres días.

Tampoco se ofrece la posibilidad de pedirlo exprés pagando un courier; todo tiene que marchar al ritmo de una tremendamente ineficiente burocracia.

No es lo único. Hace varias semanas la Asamblea acordó que los rusos que quieran visitar El Salvador o los salvadoreños que quieran visitar Rusia, podían hacerlo sin visado.

Los que han hablado a alguna de las embajadas rusas en la región o en Europa cuando las líneas aéreas les informan que sin visa no pueden abordar avión, reciben la misma respuesta: estamos esperando que la cancillería salvadoreña autorice el acuerdo.

Lo autorizó la Asamblea pero la cancillería espera que San Antonio baje el dedo…

Tal tardanza es inaudita, pues los inviernos en Rusia son terribles, la causa de la derrota de Napoleón Bonaparte en su campaña de 1812; si no se viaja antes de finales de septiembre hay que postergar las visitas otro año, pues además a partir de octubre los días son cortos y las noches largas.

Rusia ofrece tesoros culturales inmensos, como el Hermitage, considerado como el museo más importante del mundo.

El desorden tiene una causa: al llegar los rojos al poder hubo un descuaje general de no militantes rojos, de gente capaz.