La ley de amnistía

Podemos convertirnos en una nación donde el agresor, aun estando en puestos de poder, sepa que si delinque, tarde o temprano tendrá que enfrentar la justicia.

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elsalvador.com

Por José Portillo*

2016-07-27 9:12:00

Al reflexionar sobre la reciente derogación de la ley de amnistía, no puedo omitir el hecho que mi familia, a diferencia de muchas otras, gracias a Dios no fue víctima de crímenes de lesa humanidad. Es decir, mi perspectiva es esa, desde la cual intento comprender si la resolución de la sala es un avance o todo lo contrario.

También viene a mi mente el gobernante griego Pirro, rey de Epiro, quien luchó contra los romanos entre los años 280-275 A.C. Al final de una batalla ganada, donde había perdido la mayor parte de su ejército, es recordado por haber dicho la celebre frase “otra victoria como esta, y volveré solo a casa”. Es decir, el término “victoria pírrica”, se refiere a victorias cuyo costo para el bando aparentemente ganador es superior a lo ganado.

Ante la resolución de inconstitucionalidad hay dos posiciones; los que la apoyan argumentan que la verdad debe conocerse y que no puede haber impunidad, las familias tienen derecho a conocer a los asesinos de sus seres queridos, solo así puede haber perdón argumentan. Esto último no es verdad, conocer al agresor no es requisito previo para perdonar, de hecho a nivel mundial la mayoría de víctimas desconoce a su agresor. Que si los familiares tienen derecho a que se haga justicia, definitivamente sí. ¿Será el costo de hacer justicia superior a la misma? Es la gran incógnita. ¿Debería estar el bien colectivo por encima de esos derechos individuales? Para responder a esta pregunta se requiere un análisis, que desde mi posición de no ofendido sería atrevido hacer.

Por otra parte están los que se oponen a la resolución, argumentando que la amnistía fue parte del mecanismo para lograr la negociación de los acuerdos de paz, cosa que no tengo la más mínima duda, de lógica desprende que los bandos al negociar los términos, iban a procurar no ser juzgados en el futuro. Para entender en este 2016, si otorgar una amnistía fue un paso correcto en 1993, debemos preguntarnos si estamos dispuestos a conceder el mismo acuerdo por crímenes equivalentes. Si estos nos proponen dejar de delinquir, ¿Estamos dispuestos a olvidar la masacre de Opico? ¿Condonamos las penas a los que incendiaron el bus lleno de pasajeros? ¿Liberamos a los líderes que están en Zacatraz? ¿Perdonamos a los grupos de exterminio?

El gobierno irresponsablemente ante la sentencia ha vuelto a hablar de golpe de estado, sin nunca presentar pruebas, curiosamente omiten mencionar que la sala no votó de forma unánime, el doctor Belarmino Jaime estuvo en contra de la resolución. También omiten mencionar que, al igual que los funcionarios de gobierno, personajes emblemáticos de la derecha se oponen a la resolución, cosa que contrasta con la historia que cuenta del FMLN, donde asegura que la sala responde estrictamente a los lineamientos de la derecha del país.

Si estamos o no frente a una victoria pírrica, eso solo el tiempo lo dirá. Hoy tenemos la oportunidad de dejar de ser un país donde gobierna la impunidad, donde nuestros gobernantes piden justicia solo en la medida que les conviene. Podemos convertirnos en una nación donde el agresor, aun estando en puestos de poder, sepa que si delinque, tarde o temprano tendrá que enfrentar la justicia. Pido que Dios ilumine y guíe los pasos de los protagonistas de esta nueva etapa de nuestra historia, donde nuevamente se nos presenta la oportunidad de construir un mejor país.
 

*Colaborador de El Diario de Hoy.
@jpelsalvador