Cada vez que usted cumple años, justo a la hora que nació, suceden dos momentos importantes… Uno, que terminó un ciclo de más de 525,600 minutos, es decir, 8,760 horas o 365 días… Y el otro, que como nuestro tiempo en esta tierra es finito, nos queda un año menos por vivir… Con razón pensaba alguien al levantarse: “Hoy es el primero de los días que me quedan por vivir, lo disfrutaré lo mejor que pueda”…
En mi tiempo de estudiante de ingeniería en Alemania, nos explicó un sabio profesor que la curva más parecida al desarrollo y la evolución de la vida es la función trigonométrica del Seno, pues tiene una línea horizontal central que se desplaza hacia la derecha y representa al tiempo, y con su amplitud, la dimensión con la que la curva se aleja uniformemente hacia arriba y después de su punto máximo vuelve a bajar, pasa por la línea central y baja hasta un punto mínimo inferior y para iniciar de nuevo su ascensión… Y la distancia que avanzó es la frecuencia…
El famoso ciclo de los 7 años es la frecuencia con que las épocas buenas siguen a las menos buenas… Así evoluciona la vida y entre más se vive, más veces se repite este ciclo, común a las personas y las empresas…
A nadie le va bien, ni mal toda la vida… Así es y así hay que entenderlo. Ya los libros sagrados nos advierten sobre los tiempos de “vacas gordas y los de vacas flacas”… Y así sucede también con los ciclos de desarrollo industrial, económicos y de la vida de las personas…
¿Y esto se puede cambiar? Cambiar no, pero si se tiene mentalidad preventiva y sabiendo en qué momento del ciclo se está, se puede definir una estrategia para el siguiente ciclo.
Cada producto tiene su ciclo de vida, nace, se desarrolla, se vende, llega a su punto culminante y por razones internas y externas a la empresa, empieza a bajar hasta su punto mínimo, en que se debe haber renovado o sustituido por otro.
En la vida también tenemos ciclos buenos y menos buenos, de forma que cuando se cumple un año más y estando claros que nos queda uno menos, bien se puede plantear como se vivirá el siguiente ciclo…
Como estadísticamente la vida de los hombres ronda entre 70 y 80 años, y en las mujeres unos 10 años más, aplicando el principio de Pareto y distinguiendo la parte grande y pequeña de la vida, al llegar a los 55 ya vivimos el 80 % de la vida… Pensando en esto y orientando cómo hacerlo, escribí el libro “Liberación a los 55”… El tema y las propuestas es que habiendo llegado a los 55 ya disfrutamos el 80 % de la vida, por lo tanto nos merecemos planificar para vivir mejor el ciclo del 20 % restante…
Pues esto es lo que yo vengo haciendo, y realizándolo, esta semana llegué en bastante buena forma a los 73, en mi propósito de alcanzar a mi hermana Carmela, que con plena lucidez, tiene 97…
No se puede cambiar la naturaleza, ni alargar la vida, pero, si se lo propone, se puede vivir mejor…
*Columnista de El Diario de Hoy.
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