Elizabeth Alexandra Mary Windsor accedió al trono del Reino Unido en 1952, el día después de que su padre, el rey George VI, muriera. Sin embargo, su coronación fue el 2 de junio de 1953, una ceremonia que será recordada para la posteridad por muchas razones. Una de ellas, por tratarse de la primera coronación real en ser transmitida por televisión: más de 27 millones de británicos la siguieron desde sus hogares y otros 11 millones por radio. Más de 2,000 periodistas y 500 fotógrafos de 91 países asistieron a Londres. Un detalle: una de las periodistas acreditadas como corresponsal del Washington Times Herald fue Jacqueline Bouvier, luego conocida como Jackie Kennedy.
El vestido, confeccionado con satín de seda, fue diseñado por el modisto de la reina Isabel, Norman Hartnell. Según la revista Vanity Fair, tenía un escote en forma de corazón y mangas cortas, y estaba bordado de cristales y perlas cultivadas. Todos los países de la Commonwealth estaban representados en el atuendo: la rosa de los Tudor por Inglaterra, el cardo de Escocia, el puerro de Gales, el trébol de Irlanda del Norte, el zarzo dorado de Australia, el loto de La India y Ceilán, el trigo, el algodón y el yute de Pakistán.
El anillo de coronación, un zafiro con cinco rubíes que formaban la cruz de San Jorge, se lleva en el dedo meñique. La leyenda dice que cuanto más dolor provoca el anillo, más largo será el reinado. Isabel confesó alguna vez que sufrió bastante y hasta que tuvo que poner la mano en agua helada para bajar la inflamación que le había provocado la joya. Por cierto, desde hace varios años que logró el récord: su reinado es el más extenso en los más de 1,000 años de la monarquía británica.