Un año después del fracaso en la licitación del puerto de La Unión, el Gobierno ya no planea concesionar la terminal, sino arrendarla para poner a funcionar la obra lo más pronto posible.
“No es concesión, es una especie de arrendamiento en la que ellos (los inversionistas) tienen menos obligaciones”, dijo ayer el secretario técnico de la Presidencia, Roberto Lorenzana, al ser consultado por los planes que tiene el Gobierno para el puerto.
El funcionario reconoció que la idea de operar el puerto a través de una licitación simplemente no es atractiva para las empresas extranjeras.
“En realidad, los inversionistas no han querido, porque las características que tiene también la ley de concesiones les pone muchas exigencias”, explicó Lorenzana.
Entre estos requisitos mencionó la obligación de hacer un pago inicial para poner en funcionamiento el puerto, cumplir con un promedio de movimiento de carga, y penalidades si no se cumplen esas cuotas de la concesión.
En otras palabras, para conseguir un operador portuario y poner la terminal a trabajar, el Gobierno buscará dejar a la empresa elegida la menor cantidad posible de obligaciones.
Esta alternativa que busca el Gobierno no garantiza que el puerto, inaugurado en 2009, empezará a funcionar en poco tiempo. Y es que para optar por un arrendamiento primero será necesario que la Asamblea Legislativa apruebe una nueva ley.
“Vamos a promover una iniciativa que consiste en una Ley de Servicios Portuarios, como existe en otras partes, que es mucho más flexible, para ver si en esas condiciones se pueden arriesgar los inversionistas a invertir”, explicó Lorenzana.
Eso significa que la posible entrada en operaciones del puerto deberá esperar a que el Gobierno elabore ese proyecto de ley y lo presente a la Asamblea Legislativa, y luego a que los diputados lo discutan y lo aprueben, en caso de que así lo decidan.
El Secretario Técnico no precisó cuándo presentarán la nueva normativa o cuáles serán los criterios de competencia que tienen en mente para el arrendamiento del puerto.
Poco interés de empresas
El 28 de mayo del año pasado, la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA) declaró desierto el proceso de licitación del Puerto de La Unión. Ninguna empresa llegó a presentar su propuesta formal para manejar las operaciones de la terminal.
Cuatro empresas interesadas en el proyecto habían pedido varias prórrogas para solicitar más información y hacer consultas acerca de la obra.
En su momento, el titular de CEPA dijo que la terminal es atractiva, pero al mismo tiempo aceptó que la competencia del Puerto de Acajutla y el poco interés de las navieras por mover su carga juega en contra de la terminal en el Golfo de Fonseca.
El subgerente de proyectos de la empresa chilena Saam, Alberto Borquia, resumió la situación señalando que “El puerto de La Unión, hoy día, es un puerto que lamentablemente no tiene un volumen de carga importante que permita su funcionamiento”.
Borquia explicó a este periódico que lo que resta atractivo al puerto es la falta de actividad económica en sus alrededores, además de que el operador tendría que realizar un fuerte trabajo de promoción para atraer navieras y carga. “Los puertos viven de la carga”, concluyó.
Lorenzana reconoció que la obra enfrenta muchos inconvenientes. “Es un proyecto que nació emproblemado. Se hizo en el lugar inadecuado, el lugar donde más asolvamiento hay… No hay suficiente carga en oriente”, resumió el funcionario.