Al recibir el Hospital de Maternidad, la única obra del régimen de Mauricio Funes y que inauguró a toda prisa antes de que terminara su mandato, las autoridades ministeriales no le dieron la debida importancia a las fallas en la estructura, sobre todo a las advertencias de los constructores sobre las dudas de la calidad de suelo, lo cual es verdaderamente crítico.
No en vano la Biblia advierte de no construir sobre terrenos débiles o movedizos…
En su momento, los constructores dijeron que era necesario colocar pilotes de roca para reforzar la fundación en vista de la mala condición del subsuelo, pero esto no se atendió, por lo cual no se hacían responsables de las consecuencias…
Todo el hospital muestra señales de malos diseños, imprevisión, defectuosas obras, chambonadas, malas reparaciones… El caso de las lavanderías “llora sangre”: se compraron equipos defectuosos, se instalaron, hubo problemas, se retiraron (más problemas) se trajeron de nuevo y la ropa está apilada hasta el techo.
Y lo más visible son las tuberías, que se reparan, se vuelven a reparar, más problemas, tapan el asunto y se niega el acceso a los periodistas… Hasta que llega un grupo diputadil y entran de nuevo los periodistas, se publican fotografías, más reclamos…
El hospital es un símbolo muy acertado de cómo andan las cosas en nuestro país bajo los comunistas, aunque en esta tierra abundan esos símbolos y señales: los atascos urbanos, la corrupción y la brigada de socorro inmediato a los corruptos liderada por un grupo de magistrados, los continuos desaciertos del Viceministerio de Transporte, un gabinete de personas que no son idóneas… Con casos como esos nuestro país no necesita enemigos.
¿Qué hacer? Salud debe tragarse el orgullo y buscar una firma de ingenieros que revise todo lo actuado y comience por hacer perforaciones para determinar cuál es la condición del subsuelo. La alternativa de escalofrío es esperar el siguiente terremoto y excavar debajo de las ruinas.
Pero algo hay que hacer, no debe hacerlo el Minsal y hasta debe prohibírseles que se acerquen, comenzar por los problemas más graves (el estudio de las fundaciones), corregir o cambiar equipos defectuosos…
Mal recibe Salud Pública
a los nuevos salvadoreños
Nuestro Hospital de Maternidad está llegando al desastre que caracteriza el sistema de Salud de Venezuela.
Todos los hospitales y los pacientes con dolencias graves o crónicas merecen buena atención. En el caso de los bebés y sus madres se suma su absoluta indefensión, precisamente en un momento crítico en que tienen que protegerse más.
Que un hospital de maternidad no tenga ropa esterilizada para los recién nacidos y sus madres, es absurdamente grotesco, un retrato de en lo que hemos caído por culpa de la inepcia y la inamovilidad de funcionarios que no están capacitados para desempeñarse en las funciones que les corresponden.
En las corporaciones, en los ejércitos, en los grupos de exploradores, etcétera, quienes no cumplen bien con las tareas que se les asignan son destituidos de inmediato, pues ponen en peligro a muchas personas o empresas.
Pero en este país los cargos en la administración pública se asignan a dedo, como si fueran derechos adquiridos en la cuna pero que se pagan a todos los pobladores vía impuestos.