El 5 de mayo pasado, las autoridades registraron un derrame de melaza en un ingenio azucarero del cantón La Magdalena, en Chalchuapa, Santa Ana, que provocó daños ambientales. Ayer por la mañana ocurrió un incidente similar en el kilómetro 15 y medio de la carretera Troncal del Norte, en Apopa.
La melaza -una sustancia que se vende en el extranjero como materia prima para elaborar alcohol y alimento para animales- estaba almacenada en un depósito pero aparentemente hubo un incremento de temperatura que hizo que se derramara y fuera a parar al río Las Cañas.
Las instalaciones donde está situado el contenedor del producto pertenece a una empresa de servicios de almacenamiento que se la arrendó desde marzo pasado a los ingenios azucareros Jiboa y La Cabaña, según Mauricio Quinteros, Director de Operaciones de la Asociación Azucarera.
De acuerdo a la fuente, la pila tiene la capacidad para almacenar unos dos millones y medio de galones de melaza, pero ayer, alrededor de las 8:00 de la mañana, no había alcanzado su nivel máximo cuando empezó a fluir hacia el exterior.
Sobre las causas que habrían provocado el vertimiento dijo: “Hay una presión hipotérmica, eso hace que aumente la temperatura, sube la espuma y saca melaza… Habría que evaluar qué lo provocó porque no metemos melaza continuamente. Normalmente una melaza en reposo tiende a bajar la temperatura, no a aumentarla”.
El delegado informó que desde que fueron alertados sobre el hecho notificaron al Ministerio de Medio Ambiente y este, a su vez, hizo lo mismo con la Fiscalía, el Juzgado Ambiental y la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos.
Quinteros, al igual que la ministra de Medio Ambiente, Lina Pohl, coincidieron en que no se podía determinar la cantidad de melaza que llegó al río.
La funcionaria señaló que la sustancia, al estar fuera del contenedor, puede provocar otras reacciones químicas que podrían duplicar su volumen.
El reto para las autoridades será establecer qué está provocando los derrames de melaza y si se pudieron evitar.
Pohl no descartó que los efectos del cambio climático también estén influyendo en el aumento de la temperatura y provoquen reacciones que no permiten el enfriamiento de la melaza.
Ayer al mediodía, mientras varios empleados de los ingenios propietarios de la sustancia construían bordas para evitar que la melaza siguiera desembocando en el río, empleados de Medio Ambiente inspeccionaban la zona y recababan evidencia para iniciar una investigación.
“Si no se tomaron las medidas del caso el Juzgado Ambiental y la Fiscalía tienen que poner multa y pedir que se repare los daños”, dijo Pohl.
Tras el derrame de melaza del mes pasado en Santa Ana, que llegó hasta los ríos la Magdalena y Paz, las autoridades declararon emergencia ambiental por los daños en la flora y fauna de la zona, pues los lugareños usaban el río para pescar o su aseo personal.
En cambio, en el río Las Cañas se concentran las aguas negras de San Salvador y otros municipios. Sin embargo, algunos habitantes de los alrededores de la empresa donde estaba almacenada la melaza se quejaron por el mal olor que despedía la sustancia y los malestares que les provoca.
“No estamos en contra de que funcionen estas empresas, lo que pedimos es que haya supervisión de parte de las autoridades”, manifestó una lugareña.
Pedirán ayuda extranjera para esclarecer el hecho
El Consejo Salvadoreño de la Agroindustria Azucarera (Consaa) sostuvo ayer, a través de un comunicado, que el presidente de la entidad informó oportunamente del hecho al Ministerio de Medio Ambiente, para coordinar las acciones de mitigación necesarias.
La entidad agregó que no se han determinado las causas que provocaron el derrame, pero para ayudar a a esclarecer lo ocurrido ha solicitado la cooperación del Instituto Cubano de Investigaciones de los Derivados de la Caña de Azúcar (ICIDCA), bajo un convenio firmado en 2014.
“A fin de contar con el apoyo de expertos en la materia que realicen un estudio técnico para determinar las causas y emitan las recomendaciones pertinentes para evitar que eventos como este vuelvan a repetirse”, señala el documento.
Consaa informó que también gestionará asesorías y apoyo técnico de otras instituciones relacionadas con la agroindustria azucarera a nivel internacional.
El Consaa reconoce los esfuerzos que están realizando los ingenios para mantener la situación bajo control y mitigar los posibles impactos al medio ambiente.
“El Consaa en su calidad de ente rector de la agroindustria azucarera de El Salvador, con el fin de garantizar la estabilidad del sector, dar cumplimiento a las leyes ambientales vigentes y aplicar las normas de responsabilidad social empresarial, realizará todos los esfuerzos y acciones necesarias para encontrar soluciones a estos hechos”, sostuvo la entidad.
La agroindustria azucarera salvadoreña está conformada por seis ingenios y cerca de 7,000 productores agrícolas que en conjunto generan más de 250 mil empleos directos e indirectos y cuya contribución al PIB nacional para el año 2015 alcanzó el 2.7%.