Jacques Heim, un diseñador de moda francés hijo de inmigrantes judío-polacos, es uno de los padres del bikini. Un día como hoy, hace 70 años, presentó en París una prenda que iba a revolucionar el mundo de la moda: el bikini. Heim le llamó “el Atomo” y contrató un avión para que surcara por los cielos anunciándolo como “el traje de baño más pequeño del mundo”. Aunque constaba de dos piezas, el ombligo estaba oculto…
Apenas un mes después, el 5 de julio, también en Francia, aparece su competencia. Se trató de la invención de un ingeniero francés, Louis Réard, que mostró su producto ante los periodistas y lo promocionaba como “más pequeño que el traje de baño más pequeño”. Le puso bikini –nombre que luego se haría eterno- por la isla Bikini, un sitio en las Islas Marshall donde acababan de explotar la primera bomba de plutonio. Réard eligió ese nombre por el carácter explosivo de la prenda, que a diferencia de la de Heim permitía el ombligo expuesto.
Tan osado y escandaloso resulta el bikini que Réard no consigue que ninguna de las modelos profesionales acepte ponérserlo para la presentación. A último momento recurre a la desprejuiciada Micheline Bernardini, una bailarina del Casino de París, que acaba siendo la primera en modelarlo en la piscina del hotel Molitor.
Aunque en Francia tuvo éxito, el mundo tardó casi quince años en aceptar la prenda, que seguía despertando comentarios negativos en las playas internacionales. Al final, dos celebridades fueron las que terminaron de abrir el camino. La primera fue Brigitte Bardot, que mostraba sus diferentes modelos en los veranos de Cannes y Saint Tropez. La otra fue la actriz Ursula Andress, que inmortalizó su famoso bikini con cinturón como chica Bond en la película “Doctor No”, una de las primeras del agente 007.