Después de 32 años de luchar contra el mal de Parkinson, Mohamed Alí murió el viernes pasado a consecuencia de una neumonía.
Cuando el famoso deportista fue diagnosticado en 1984, muchos pensaron que los síntomas que presentaba se debían a los múltiples golpes que recibió en su etapa como boxeador. Los médicos, sin embargo, explicaron que eran producto de la enfermedad degenerativa.
Entonces, ¿qué provoca el Parkinson?
Se desconoce la causa exacta del Parkinson, pero de acuerdo con la Clínica Mayo este se desarrolla cuando las células nerviosas (neuronas) que producen dopamina, un químico cerebral que ayuda a controlar el movimiento muscular, se deterioran gradualmente o mueren.
De esta manera, al disminuir la presencia de ese químico, las células que controlan el movimiento no pueden enviar mensajes a los músculos produciéndose una actividad anormal en el cerebro, lo que lleva a los signos de la enfermedad de Parkinson.
El mal se desarrolla de forma gradual, a veces a partir de un temblor apenas perceptible en una sola mano.
En las primeras etapas, la cara puede mostrar poca o ninguna expresión, igualmente los brazos no se mueven al caminar, y la voz se torna suave o se arrastran las palabras.
Otros signos de alerta
De acuerdo con la Fundación para la Enfermedad de Parkinson en Estados Unidos (pdf.org), existen algunos signos y síntomas tempranos que pueden ayudar a detectar si se sufre de esta enfermedad.
Además de los conocidos temblores o contracciones en las extremidades, también se puede observar que al escribir la persona repentinamente hace la letra más pequeña y junta más las palabras, y no precisamente por cambios en la visión.
Otro signo que se presenta es la pérdida del olfato. Este puede cambiar por un resfriado o gripe o si la nariz esta congestionada. Sin embargo, los olores deben regresar una vez hay mejoría.
De ahí que si una persona nota que ya no puede oler ciertos alimentos igual que antes, debe consultar con el médico por sospecha de Parkinson.
Por otro lado, los movimientos repentinos durante el sueño profundo, como por ejemplo que la persona se mueva mucho en la cama, patea o da puñetazos también pueden ser indicios. Esto no debe confundirse con una mala noche en que la incomodidad dificulta domir.
Finalmente, también se debe observar si hay cambios en la postura. Si la persona ya no se para como antes, se encorva al estar de pie y esto no se debe a una lesión en la espalda o a que está enfermo, lo mejor es buscar orientación médica.
Si observas dos o más de estos síntomas busca ayuda. El diagnóstico temprano permite tener una vida más larga y saludable.