¿Cómo pasó de una casita a grandes autos y mansiones?

La fuerza de la CICIG, en Guatemala como en Honduras, radica en su independencia de entidades estatales, que si las dejaran ir por su cuenta acabarían con cualquiera de nuestros países.

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De derecha a izquierda: ??lvaro Trigueros y Javier Castro, de Fusades, Ricardo y Alejandro Soriano, de Comtradefop, René Novellino, de Asafondos y Javier Argueta, de ANEP.

/ Foto Por Jaime Anaya

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2016-06-09 8:26:00

Las modestas cifras por las que están juzgando a dos expresidentes –cuyos visibles despilfarros y mansiones sobrepasan lo que se alega privatizaron– comprueba la necesidad de establecer en El Salvador una CICIG, aunque gente del régimen insista de que en este país no hay corruptos, ni siquiera picarones.

Funes, o es un genio de las finanzas o por un milagro del Altísimo pudo pasar de una pequeña casa alquilada a grandes mansiones. O a lo mejor los billetes se le pegaron al cuerpo sin él quererlo. 

Lo que es más o menos el alegato de las Brigadas de Socorro Inmediato a los Corruptos, que hasta la fecha tienen en su haber los logros siguientes:

–borrar de los registros de Capres todo lo relacionado a los viajes de Funes, que según afirman incluyen vuelos exprés a países cercanos, países de gran parranda;

–no explicar cómo un presidente puede recibir tres millones de dólares “sin que pase nada”, lo que en cualquier otra parte que no sea África, se calificaría de inmediato como soborno, un delito grave;

–no explicar cómo de un negocio sin actividad visible pueden pasarle puntualmente cuatro mil dólares mensuales. El que lleva ese negocio también merece ser considerado como fuerte candidato a Ministro de Economía, pues potencialmente sacaría al país del agujero donde los rojos lo han hundido.

Los de Probidad, haciendo de lado sus ocupaciones, harían bien en interrogar al personaje.

Gracias a la CICIG, en Guatemala están saliendo a luz las cuantías robadas, o presuntamente robadas por Otto Pérez Molina y la Baldetti, suman decenas de millones de dólares,  lo que va mucho más allá de las cifras supuestamente malhabidas que se investigan a los dos expresidentes salvadoreños.

O igual en Honduras, aunque allá las cosas marchan más lento. Pero la calaña de los mandatarios, su insaciable sed de dinero, lo evidencia que el hijo de uno de ellos se ha declarado culpable de tráfico de drogas en Estados Unidos.

Su señor padre, se dice, se graduó de una escuela de agitadores en la vieja Unión Soviética, ostentando un grado de oficial en subvertir el orden.

Parece como si la casaestá a punto de enratonarse

Borrar documentos públicos, como hizo el Ministerio de Economía hace muy poco, es un delito grave, pues es borrar evidencias que impiden llevar a cabo cualquier clase de investigaciones.

Es como si un juez borre  las pruebas que incriminan a un asesino: los procedimientos judiciales se convertirían en una puja entre los que tienen más dinero para comprar al juez. Y si eso sucediera todo el aparato de justicia se vendría abajo, como precisamente ha sucedido en Cuba, amenaza Nicaragua y está en proceso de pasar en El Salvador.

La fuerza de la CICIG, en Guatemala como en Honduras, radica en su independencia de entidades estatales, que si las dejaran ir por su cuenta acabarían con cualquiera de nuestros países.

En esto de los corruptos sucede como con los ratones: si en una casa no se ve ningún ratón, es que haya unos tres o cuatro viviendo clandestinamente; si se ve un par de ratones ocasionalmente, lo probable es que en la casa haya unos cincuenta; si los ratones con todo descaro salen y caminan campantemente, están a punto de desalojar a los humanos.

O los ojos nos engañan o aquí los corruptos se han enseñoreado…