El hombre y la mujer al unirse en matrimonio se complementan y sus diferencias al complementarse los fortifica mutuamente, beneficiando en la formación de los hijos por venir.
Pero muchas veces al padre se menosprecia y desvaloriza. Esto, resultado del “magnífico trabajo” del feminismo dedicado a desestabilizar los hogares, disminuyendo esa figura tan importante y haciéndole creer que él es innecesario e inferior frente a mamá y así, millones de mujeres se van quedando solas como único sostén económico y moral de la familia, y millones de menores crecen sin la figura paterna, creando vacíos afectivos que son tremendamente dañinos.
Pero los papás deben conocer los efectos positivos que tienen en la vida de sus hijos. Su papel de autoridad es irreemplazable. Su rol de dominio y serenidad debe complementar la emotividad y dedicación total de mamá. Su lugar está al lado de la madre, no en su contra.
Esto no pretende competencias entre padre y madre sino los resultados efectivos que produce la educación paterna unida a la materna. Por eso, las mujeres debemos ver en los padres un gran apoyo para educar. La educación de los hijos debe inspirarse en ambas disciplinas, masculina y femenina, si no habrá pobres repercusiones para formarlos bien.
La naturaleza es sabia y su Creador más al hacer que un niño provenga de un hombre y de una mujer. Hagámosle caso. El bien más preciado de una familia se encarna en la complementación entre marido y mujer.
Padres: No permitan que las ideologías que buscan romper hogares los desplacen. Sepan su verdadero papel en la vida de sus hijos:
a) El padre va más al grano al dialogar con los hijos y “dora menos la píldora” que mamá, porque su valoración del hijo es más realista en cualquier desventajosa situación para el hijo. Tiene menos problemas de reconocer los defectos de sus hijos. Mamá, normalmente, trata más de justificarlos.
b) El padre tiene menos miedo de decir “Resuélvelo”. Si un hijo pide agua, es seguro que la mamá se la sirva, pero el papá diría: “Sírvetela tú”. Esto no es despreciarlo, sino que le enseña a valerse por sí mismo.
c) El padre reconoce al hijo como capaz de pedir lo que necesita. Ejemplo es la mamá que sale de la casa con algo para abrigar al niño “por si acaso” y quizás lo obliga a abrigarse aunque no tenga frío. El papá preguntará al hijo si tiene frío antes de ponerle el abrigo. Así el padre ayuda al niño a asumir sus responsabilidades.
d) Bajo el punto afectivo, el hombre debe ser héroe de sus hijos, ser su líder, enseñarles la perseverancia, la obediencia. Los protege con su experiencia y es firme. Debe también complementar a la enseñanza materna, el conocimiento de Dios.
e) Respecto a hijas, es el padre quien les enseña con su ejemplo cómo debería ser el hombre con quien decidan casarse. Cuando una hija tiene un papá que la ama, es difícil que ella crea merecer alguien menos, en su relación conyugal.
No dudamos que muchas mamás hayan sido padre y madre a la vez y lo han hecho bien. Sin embargo, no podemos quitarle al padre su rol único e irrepetible. Y él es el primero que debe fundamentarlo con el ejemplo, primero en su relación como esposo y luego en su rol de padre.
¡Feliz Día del Padre!
*Columnista de El Diario de Hoy.