El prurito de CEPA y las bebidas es picazón, no celo profesional

El buen vivir implica de una u otra manera, el buen servir, ya sea como funcionario o como ciudadano común; esto pasa por las buenas costumbres y sobre todo ser cuidadoso, especialmente con los fondos públicos.

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San Salvador.-07062016.- Capturados en un operativo de la Alcaldía de Apopa varios empleados de esa comuna incluyendo al alcalde José Elías. Foto edh por Mauricio Cáceres. / Foto Por Mauricio Cáceres

Por Ricardo Chacón*

2016-06-11 9:57:00

Las cifras no tienen vuelta de hoja, CEPA gastó 234,984 dólares para alimentos y bebidas, de estos, unos 5 mil dólares se destinaron para la compra de bebidas alcohólicas, entre 2014 y marzo de este año.

El presidente de la autónoma ha esgrimido tres argumentos para minimizar estos gastos: uno, son mínimos, “apenas representan el 0.15 por ciento de los gastos totales de CEPA y los 5 mil en bebidas alcohólicas solo significan un 0.003 por ciento de ellos, por lo cual lo considero insignificante”.

Dos, “CEPA es una empresa, no un hospital. Cada institución tiene su propio carácter”, dijo el funcionario; no sé si soy alcanzativo, pero estas palabras, entiendo, dejan entrever que como tal puede utilizar o consumir bebidas alcohólicas como parte de su labor institucional; no es una institución hospitalaria ni educativa, sino que maneja los puertos y aeropuertos del país.

Y tres, tratando de solventar el hecho, reconoció que pudieron haberse hecho compras que no estaban controladas: “Hay personas que hicieron algunos usos (de dinero) y la auditoría nos va a determinar cuáles estuvieron bien y cuáles estuvieron mal, y los que no estuvieron bien se van a corregir”.

Estas tres ideas de descargo del funcionario de gobierno estuvieron acompañadas por una andanada de críticas contra la publicación de La Prensa Gráfica que develó las cifras gastadas por CEPA en comidas y bebidas; se atrevió a decir que se trata de una información poco ética, con mala intención… es más, una de las dirigentes históricas del FMLN todavía fue más allá y dijo que se trata de una campaña en contra de la institución porque esta les quitó la administración del estacionamiento a una empresa vinculada con los medios de comunicación. 

¡Qué tristeza y qué pobreza!, no solo por tratar de defender este tipo de casos (como también lo han hecho con el anterior presidente de la Asamblea Legislativa), indefendibles bajo todo punto de vista, sino porque la dirección de CEPA ha sido incapaz de reconocer la actuación, no sé si ilegal o delictiva, pero sí alejada de todo buen uso de los fondos provenientes de los bienes públicos. 

Probablemente si las comidas o bebidas hubiesen sido pagados con los fondos propios de los funcionarios, el tema no hubiese pasado a más, pero no, se trata de recursos económicos que surgen de la actividad de la institución que maneja bienes de la población, del país como son los puertos y aeropuertos.

Si los directivos de CEPA tuviesen un gran prurito profesional, no solo hicieran las cosas bien, profesionalmente, con visión de nación de manera eficiente sino con un máximo celo en el uso de los fondos económicos que son de la Nación (este es uno de los conceptos de prurito, deseo constante, y a veces excesivo, de hacer una cosa de la forma más completa o perfecta posible). Pero no, la dirección de CEPA actúa con la otra acepción de prurito, picor que se siente en una parte del cuerpo y provoca la necesidad o el deseo de rascarse… sí, estos funcionarios se rascan con los fondos de la institución como si fuesen fondos propios.

Se trata de la picazón constante y permanente que tiene todo funcionario público que llega al puesto, no para servir, sino para servirse del cargo; repito, y lo he dicho en otras ocasiones, los funcionarios llegan al cargo público pensando en el salario, en los viáticos y en los goces del poder propios del puesto, como son, la firma a diestra y siniestra para gastar en los llamados “gastos de representación” , la gasolina, el motorista, los guaruras que le acompañan día y noche.

Frecuentar buenos restaurantes, y por supuesto pedir no se si lo mejor pero sí lo más caro, tanto en comidas como en bebidas, forma parte del “trabajo” de estos funcionarios que probablemente nunca en su vida pasada atendían a sus clientes o amigos en estos establecimientos de primera.

En este mismo sentido, y lo escribí en su momento, censuré con dureza que un expresidente de la Asamblea Legislativa, durante su período no solo ordenó grandes viandas en los actos oficiales, sino que en Navidad autorizó “canastas” especiales a los funcionarios amigos, como también corbatas de marca y pulseras de oro para celebrar las fiestas de fin de año… no hubiese pasado nada, es más, ahora este exfuncionario legislativo se le recordaría en positivo si estos regalitos hubiesen salido de los fondos propios, de su bolsillo, de su salario y no del erario público.

Permítanme cerrar estas ideas con un hecho, tanto la rimbombante oficina de Ética Gubernamental, como la flamante instancia denominada Transparencia del gobierno han sido incapaces, no de condenar (esto es mucho pedir cuando se trata de amigos y colegas de partido o de gobierno) sino al menos de censurar e incitar a hacer buen uso de los fondos públicos… así las cosas ahora.

*Editor Jefe de El Diario de Hoy.
ricardo.chacon@eldiariodehoy.com