Abusos de buseros incrementan caos en calles del centro capitalino

Muchas señales de tránsito en varios cruces no son respetadas. En la mayoría de casos, buseros causan el desorden porque no hay suficientes policías de Tránsito de la PNC y gestores de tráfico.

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La avenida Monseñor ??scar Arnulfo Romero se convierte en un punto álgido de tráfico lento.

/ Foto Por Jorge Reyes

Por Jaime García

2016-06-12 11:54:00

SAN SALVADOR. Como todos los días Milton P. aborda su vehículo en San Jacinto y se dirige a sus labores, por lo que se ve en la necesidad de circular por las céntricas calles de la capital.

Desde su casa, sale resignado a que sufrirá por el tráfico pesado. Al ingresar a la 2a. avenida Sur, donde inicia la avenida Monseñor Óscar Arnulfo Romero, la tranquilidad se acaba. El tráfico está detenido.  

Al llegar a la intersección de la 8a. calle Oriente y Avenida Monseñor Romero, frente al excine Apolo, se encuentra con el primer nudo. 

En esa intersección no hay semáforo y aunque el derecho de vía la tienen los automovilistas que circulan sobre la 2a. avenida Sur, muchos de los que circulan por la 8a. calle Oriente, al intentar atravesarse la vía, se quedan en el cruce generando un fuerte caos que se extiende sobre el paso a desnivel que conecta con el barrio La Vega. 

Transportistas que descargan mercadería para las ventas que fueron trasladadas a las calles cercanas en el plan de “reordenamiento” impulsado por la alcaldía capitalina, se estacionan indiferentes al desorden que provocan, al ocupar al menos, uno de los carriles. 

Ahí empieza la “ley del más fuerte”, entre los motoristas que buscan llegar a sus destinos. Tras unos 15 minutos, cuando Milton P. logra pasar dicho cruce, avanza unas cuadras hasta toparse con otro fuerte congestionamiento en la intersección de la avenida Monseñor Romero y 1a. calle Poniente. 

Ahí sí hay semáforo, pero en la mayoría de casos, los buses y microbuses del transporte colectivo no respetan la luz roja del aparato y se quedan atravesados en el cruce. 

Milton P. en vano busca algún policía o gestor de tráfico para que ayude a desenredar el descomunal congestionamiento. 

Tras otros 15 minutos,  logra pasar, pero al avanzar unos metros llega al otro cruce, el de la Avenida Monseñor Romero y 3a. calle Poniente. 

En ese sitio hay semáforo, pero al igual que las demás intersecciones, las señales no son respetadas y el caos vial se apodera de todo el sector. 

Tras agotar su paciencia, Milton logra atravesar la cruz calle, haciendo destrezas con su vehículo. 

Esa misma realidad, viven a diario miles de salvadoreños que tienen que circular por las calles del centro capitalino. 

Entre las causas de los atascos están el irrespeto a la luz roja de los semáforos, la recurrente acción del transporte público de quedarse atravesado en las intersecciones y la poca presencia de agentes de Tránsito de la PNC y de gestores de tráfico (ver gráfico). 

Otro problema 

A los problemas que generan los puntos críticos de congestionamientos, se suma la medida que impulso el Viceministerio de Transporte, de modificar la circulación de 23 rutas de buses del centro. 

La medida obedeció en, parte, al reordenamiento de ventas informales que lleva adelante la alcaldía capitalina. 

Una de las intenciones de modificar dichas rutas de buses, es acercar a los compradores al nuevo mercado Cuscatlán, que la municipalidad proyecta inaugurar en agosto. 

Esto hizo que algunas calles y avenidas se congestionen de tráfico, en especial del transporte público. 

Por ejemplo, la 1a. calle Poniente y 3a. calle Poniente son dos arterias que se saturan de buses y microbuses.  

Cada cruz calle, tenga semáforo o no, se vuelve intransitable por quienes al no respetar los derechos de paso, se quedan en las bocacalles. 

Algunos cruces, como los que se conectan con la Alameda Juan Pablo II, en las inmediaciones del Centro de Gobierno y Parque Infantil, usualmente se ven saturados por el poco espacio que tienen los automovilistas para privilegiar el paso del Sitramss. 

Conductores consultados en el contorno del Centro de Gobierno, coincidieron en manifestar que el hecho de que la alameda Juan Pablo II se hayan reducido para dar paso al carril segregado del Sistema Integrado de Transporte del Área Metropolitana de San Salvador (Sitramss), incrementa los cuellos de botella.  

El problema del tráfico en las calles capitalinas lo agravan los puestos de ventas informales que han sido reubicadas en los contornos de la Biblioteca Nacional, en la avenida Monseñor Romero, las ventas en la calle Rubén Darío, en la calle Delgado y calle Arce. 

La comuna capitalina ha despejado de ventas informales algunas cuadras del Centro Histórico, pero las ha reubicado en las calles aledañas, aumentando el tráfico vial en esos sectores.

Otro factor que contribuye a generar congestionamientos son los colegios y escuelas, en donde los padres de familia o microbuses escolares se detienen para subir o bajar alumnos cuando entran o salen de clases. 

Los atascos de tráfico también se han vuelto puntos estratégicos para los delincuentes. 

Se han reportado asaltantes que se mueven a   pie o en motocicletas. 

Usuarios de redes sociales han alertado sobre asaltos en intersecciones de la colonia Escalón, bulevar monseñor Oscar Arnulfo Romero, calle 5 de Noviembre y 1a. calle Poniente. 

Los hampones aprovechan que los conductores están atrapados en medio del tráfico pesado, para amenazarlos  y arrebatarles sus pertenencias. 

Según el padrón del Registro Público de Vehículos Automotores, cada año aumenta en miles la cantidad.  

Hasta la primera semana de enero, la cifra era de 925,264 vehículos a nivel nacional, de los cuales, más de 313 mil circulan en la capital. 

Por ello, Milton urge que se ordene el tráfico, antes que la cifra aumente a niveles incontrolables.