Robert Toru Kiyosak, autor del libro “Ocho lecciones de liderazgo militar para emprendedores”, revela que se inscribió como infante de marina en la guerra contra Vietnam, en parte, para derrotar sus propios miedos. Y eso era lo que hacían sus instructores de vuelo: en lugar de enseñarles a tener esperanza, dañaron adrede los motores, para obligarlos a confrontar sus miedos y a mantenerse en vuelo, pese a las dificultades.
“Mucha gente tiene problemas financieros porque permiten que sus emociones controlen su vida. En lugar de enfrentar sus miedos, se esconden de ellos. Así como muchos empleados se esconden bajo el cobijo del salario constante y el empleo seguro”, razona este escritor hawaiano con sangre japonesa.
En su último libro, insta a los profesionales, a los empresarios y a los emprendedores a tener fortaleza de espíritu, como los hombres y mujeres de las fuerzas armadas, para alcanzar sus objetivos.
La razón principal del fracaso, sostiene, es precisamente la falta de entrenamiento y de las fortalezas esenciales para soportar el rigor de ser empresario o de ser un profesional de altos vuelos.
En combate, agrega, las dificultades se enfrentan en unidad, en el mundo de los negocios, los unos se vuelven contra los otros. En resumen, se trata, según este autor, de un código militar, un código de vida.
Precisamente “código de vida” es la teoría que promueve en El Salvador el máster leadership trainer y coach Elías Hernández, cuya experiencia se basa en planes y estrategias de desarrollo y de gestión humana en las empresas.
Código de vida
Para Hernández, cada empresa, cada profesional debe contar con un código de vida, para enfrentar situaciones y metas, con éxito.
“Piense siempre cómo afrontar la vida con éxito, conviértase cada día en la mejor versión de usted, en donde logre más consciencia, esté más conectado con sus necesidades, sus valores, y esto le ayudará a definir claramente sus prioridades”, indica Hernández.
Un código de vida muestra las estrategias para fortalecer la personalidad y contar con un plan de acción.
Este experto insta a los públicos a desafiarse a sí mismos, a minimizar las actitudes contaminantes, a tomar el control de las situaciones, a liberar el potencial y a dejar nacer el liderazgo.
Si se cuenta con generación milenial, el reto de construir su código de vida en la empresa es entrenar su talento y alinearlo a la experiencia de sus líderes, para optimizar resultados.
Y si se trata de “baby boomers”, su código está en hacerse acompañar de nuevos talentos, para conseguir las metas trazadas, en forma exitosa, sugiere Hernández.
En definitiva, sentencia el experto en estrategias, tener un código de vida trata de perder el miedo a descubrirse y el miedo de cambiar.
Las claves para el código de vida
Descubrirse:
– El coach genera preguntas que reten nuestras soluciones y paradigmas. De esta forma, descubrimos planteamientos que hasta entonces no nos haríamos.
Desahogar:
– El coach es el confidente con quien podemos desnudarnos y quitarnos la máscara.
Desarrollarse:
– Nadie emborracha explicando el vino, hay que ponerse a ello. Y aquí viene el problema. El desánimo, la falta de tiempo, hace que pospongamos nuestro desarrollo. No lo permitamos.
Reflexionar:
– Busquemos un “coach”, siempre necesitamos a alguien que nos ayuda a ver a qué velocidad vamos y cuándo nos paramos a tomar perspectiva de lo que hacemos.
Cambiar hábitos:
– El entrenamiento inicia cuando se accede a que el “coach” nos deje cambiar los hábitos y nos ayuda a comprender estos beneficios.