Hay padres que marcan de manera positiva la vida de sus hijos, tanto que estos buscan seguir sus pasos para continuar su legado.
A sus 65 años, José Óscar Cañas Aparicio mantiene una vida muy activa. Durante muchos años ha destacado como un atleta salvadoreño en diferentes disciplinas como gimnasia, fútbol, atletismo, baloncesto y tenis. En su carrera deportiva ha cosechado alrededor de 200 medallas en diferentes competencias. Este ha sido el ejemplo que dio a su hijo.
“Apenas comenzaba a correr mi niño le enseñé a nadar, después matemáticas y también a manejar; y desde que tenía 3 años le enseñé gimnasia, bajo mi dirección”, rememora sonriente José Óscar. “Siempre lo recuerdo ir a verlo a distintas edades a las competencias de diferentes deportes, partidos de fútbol los domingos, de gimnasia… crecí en ese ambiente; después, al ver su apoyo, decidí mantener el deporte como parte de mi vida”, evoca su hijo Óscar Aníbal, de 28 años.
El deporte ha sido un puente para la relación entre padre e hijo. El joven, siguiendo el andar de su padre, también ha sido un atleta destacado, con unas 150 medallas en las diferentes competencias nacionales e internacionales en las que ha participado, sobre todo dentro de la gimnasia. “Yo he tratado que viva lo que yo he vivido en el deporte, evitar las drogas, malos pasos, socializar a través del deporte. Eso ha permitido que nuestra relación sea de amigos, de maestro y alumno”, dice orgulloso el progenitor.
El mejor regalo para un padre es formar a un ser humano integral y con principios. Esto es lo que José Óscar Cañas ha logrado, algo que se refleja en las palabras de su retoño para el hombre que ha sido su ejemplo de vida. “No me canso de sentirme agradecido, de seguirlo tomando como ejemplo, de tenerlo como esa voz que me ayuda a tomar decisiones”, concluye con cariño Óscar hijo.
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