Gilberto Jiménez: Amor sin límites para los niños abandonados

Dios tiene un propósito para cada persona. Al hombre de esta historia lo destinó a convertirse en el papá que nunca tuvieron más de 100 niños con discapacidades.

descripción de la imagen

Gilberto Jiménez, disfruta mucho su tiempo con los niños del hogar Padre Vito Guarato.

/ Foto Por Huber Rosales

Por Daniel Choto

2016-06-16 7:20:00

Nunca imaginó que buscar trabajo en una construcción lo llevaría a desempeñar una de las responsabilidades más abnegadas del ser humano, como es servir a niños abandonados con discapacidades múltiples, que no les permiten valerse por sí mismos.

Este hombre con 59 años sobre su espalda, ha dedicado 27 a cuidar a estos pequeños como el padre bueno que nunca tuvieron, ya que recién nacidos fueron abandonados por sus progenitores.

Asearlos, alimentarlos y estar pendiente de todo lo que acontece alrededor de los niños, adolescentes, jóvenes y adultos del Hogar Padre Vito Guarato son sus ocupaciones. 

Lo que más disfruta es cuando ellos lo reciben con sonrisas y abrazos y se alegran mucho al verlo llegar cada mañana al hogar y le dicen “¡papá, papá!”, comenta.

Al principio, cuando llegaba, extrañaba que le dijeran “papá”, con el correr del tiempo fue experimentando un cariño muy especial, al grado de sentirse como un verdadero padre para ellos, explica.

“Si ellos me piden alguna cosa y está en mis posibilidades el podérselas cumplir, se las doy o se las traigo después, si no puedo dárselas ese día”, dice.

Como todo padre, él les canta canciones, aunque no se las pueda completas, o las improvisa y baila con ellos cuando se lo piden,  simplemente para alegrarlos un rato cuando mira que están tristes, comenta.

Él se siente bien agradecido con Dios, con el padre Vito Guarato y demás personas que administran el hogar, porque le dieron la oportunidad de convivir con los niños; ya que, además de enseñarles, también ha aprendido mucho de ellos.

“Yo he aprendido de ellos que tienen una sinceridad total y no guardan rencor contra nadie, a pesar de que no tienen el razonamiento de que hay un Dios que todo lo ve”, destaca el entrevistado.

El personaje de esta historia es Gilberto Antonio Jiménez, quien asegura que, aunque se pensione, continuará trabajando en el hogar, sirviendo a su segunda familia; pues de la primera, en la que procreó cinco hijos, cuatro hombres y una mujer, solo le queda en casa la niña de 11 años.

“Yo voy a estar aquí hasta que Dios y las personas que dirigen el hogar me permitan seguir cuidando mis niños”. Gilberto Jiménez

Con la ayuda de donantes, el hogar Padre Vito Guarato alberga, alimenta, viste y vela por la salud de 123 niños con Síndrome de Down, retraso mental, hidrocefalia, parálisis cerebral y Síndrome Arnold Chiari, entre otras condiciones físicas. Es al cuido de ellos a que se dedica Gilberto Jiménez.