Fortalecer la institución y modernizarla es la explicación, razonamiento o excusa dada por los diferentes directivos de la Asamblea Legislativa para invertir, gastar o destinar casi medio millón de dólares en el sistema de votación, las pantallas y los letreros led para identificar a los diputados.
“La obligación que tenemos como país de irnos modernizando…”, dijo un diputado quien además explicó que el nuevo sistema, computarizado, registra los proyectos de ley de manera digital para su revisión (lo que conlleva ahorro de fotocopias) incluso registra la “hora exacta en qué momento se marcó, quiénes votaron y modificaciones de agenda no se pueden hacer sin una votación registrada en el pleno”. El legislador, quien reconoce que “el gasto es grande”, asegura además que se trata de un fondo que forma parte de un préstamo mucho más amplio aprobado por las diferentes fracciones políticas representadas en la Asamblea Legislativa.
Ciertamente, estos gastos al parecer forman parte de un préstamo de 3,546,000 dólares hecho al BID con un plazo de amortización de 25 años y un período de desembolso de 4 años; este empréstito no está relacionado con el diseño y construcción del nuevo edificio legislativo, este es otro pisto con otra lógica. Ambos préstamos en proceso de ejecución generan todo tipo de roncha entre la población que censura no solo más préstamos sino que poco o nada sirven para modernizar y hacer más eficientes las instituciones, mucho menos favorecen al ciudadano y no contribuye al desarrollo del país.
El préstamo de los led tiene como objetivo “hacer más eficaz, eficiente y transparente las acciones que desarrolla la Asamblea Legislativa en el cumplimiento de las funciones legislativas, de control político y representación que la Constitución le asigna”.
Tiene entre sus componentes el fortalecimiento de la función legislativa, lo que incluye reglamentos de funcionamiento, código de ética y la implantación de un sistema de conteo y registro automático de votos vinculados al sistema de información legislativo (esto es lo que han puesto en marcha a partir de esta semana). Otro de los componentes de este préstamo es el fortalecimiento administrativo con la finalidad de poner en marcha una nueva organización interna que, incluso, tenga un proceso moderno, transparente y eficaz para el manejo de proyecto. Y por supuesto, un tercer elemento de estos fondos es el diseñar un plan maestro institucional y un sistema informático robusto…
Sin duda alguna, nadie en su sano juicio puede oponerse a este esfuerzo institucional para modernizar y ponerse a la altura de los actuales tiempos; lo que sí es cuestionable y provoca cólera e indignación entre la población es su prioridad para el país, sobre todo teniendo tantas carencias elementales en salud y educación, por citar dos ejemplos. Es grave, además, el momento que vive el gobierno de turno con serios problemas de caja para enfrentar problemas tan acuciantes como la violencia y la reactivación económica. Amén de esto, existe un valladar de fondo que ensombrece y encoleriza, a saber, los diputados poco o nada muestran una actitud de cambio, de transparencia y eficiencia para hacer uso eficiente de las nuevas tecnologías puesta en marcha en la Asamblea.
Odres viejos para vino nuevo o vino viejo para odres nuevos, pareciera que es la paradoja; sí, porque es loable los esfuerzos de modernización pero las actitudes diarias de los legisladores dejan mucho que desear y contradicen los intentos de cambio.
La mayoría de diputados vota por partido, pocos siguen su conciencia, cambian a diestra y siniestra las agendas de las plenarias según los intereses del momento y pocos o nadie estudia a conciencia los proyectos de ley.
Los acuerdos bajo la mesa están a la orden del día, la aritmética legislativa se impone a la razón política y no existe la disciplina para estudiar a conciencia, consultar a fondo y decidir por la mejor redacción de las leyes que favorezcan a la población.
Muchos de los empleados legislativos responden a cuotas partidarias y no a exigencias técnicas, los asesores son nombrados como eso pero su labor suele ser otra muy distinta. Los gastos en regalitos, comilonas y usos de guaruras es la comidilla del día que ensombrece la moral de los diputados.
¡Odres viejos…!
*Editor Jefe de El Diario de Hoy.
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