La avalancha de pacientes renales que sigue sobresaturando los hospitales del Ministerio de Salud continuará limitando la atención que se les puede brindar, considera el nefrólogo Ramón García-Trabanino.
El año pasado, el Minsal habilitó una nueva unidad de hemodiálisis en el Hospital San Pedro, de Usulután, con seis máquinas, pero la demanda ya supera la capacidad.
Julio Miranda, miembro del Fondo Social de Emergencia para la Salud, un comité comunitario del Bajo Lempa, dice que hay pacientes con lista de espera para poder entrar al programa de hemodiálisis.
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García-Trabanino sostiene que para la incidencia de pacientes renales en la zona del Bajo Lempa tendrían que abrir un centro de hemodiálisis cada año para poder atender a todos los nuevos casos.
Por ello considera que antes de pensar en diálisis y otros tratamientos, se debe apostar más para la prevención.
Miranda añade que los pacientes en tratamiento sustitutivo renal también enfrentan dificultades por falta medicamentos como calcio, hierro, alopurinol y eritropoyetina. “La máquina solo limpia la sangre, el riñón tiene muchas funciones”, expone.
Miranda dice que tras el estudio Nefrolempa tenían la esperanza de que se controlara la epidemia. Este conllevó la construcción de la unidad de salud especializada “Monseñor Óscar Arnulfo Romero” en el cantón El Zamorano, de Jiquilisco, Usulután.
Pero aún hay falta de medicamentos y deben esperar tres meses para realizar exámenes. “Reconocemos que está haciendo mucho, pero no lo suficiente, desborda la capacidad”, opina Miranda.
A su ver, debería haber un censo para detectar casos antes de que lleguen a los estadíos en que necesitan diálisis.
El fondo ha mantenido esa iniciativa por años, pero necesita el apoyo del personal de salud, para lograr que más personas participen.
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El director de la unidad de salud, Ronald Portillo, reconoce que hubo ocasiones en que se han desabastecido de calcio y alopurinol, pero han sido pocas.
La espera para los exámenes se debe a que dos trabajadores del área de laboratorio emigraron por la situación de violencia y se han quedado solo con uno.
Añade que, en cuanto a la atención, han logrado reducir la mortalidad. Las muertes anuales por ERC eran cinco. En 2015 hubo dos.
Esfuerzos desde el primer nivel
Portillo asegura que ya tienen un programa para detectar los casos de forma temprana.
“Cuando se hizo el estudio de Nefrolempa no nos quedó ningún respaldo al primer nivel, como el estudio lo hizo el Instituto de Salud, por ello tomamos la decisión de comenzar a tamizar”.
La unidad de salud realiza pruebas constantes a las personas que presentan factores de riesgo, como diabéticos o agricultores.
También tienen tamizajes abiertos.
A través de los muestreos ya atienden a 500 pacientes de la zona del Bajo Lempa con distintos estadíos de daño renal.
La iniciativa se comenzó a replicar en oriente desde la Red Renal Oriental.
Portillo asegura que cada vez se ha hecho más grande y ya hay una unidad de gestión clínica renal que podría llevar la forma de muestreo a escala nacional.
“Se pretende instalar ya políticas dirigidas a la atención renal”, declara.
Proteger los riñones
“Para que los riñones no se arruinen le damos lo que les gusta y evitamos lo que les daña. Hágase amigo del agua”, recomienda el nefrólogo Ramón García-Trabanino. Controlar los niveles de azúcar, de presión y de ácido úrico también es importante para protegerlos. El exceso de pastillas para el dolor, contacto con componentes nefrotóxicos, como metales pesados les afecta. También es importante chequear los niveles de creatinina y proteína en la orina cada año.