Comprarles ropa, llevarlos a spa, cepillarle los dientes, contarles cuentos y comprarles una infinidad de juguetes son algunas de las cosas que hacen las personas que consideran a sus mascotas como si fueran sus hijos. De hecho hay quienes les celebran piñatas e incluso los casan.
Y aunque para algunos sea difícil comprender porque otras personas tratan a sus animales como humanos o como a sus hijos, existe una razón comprobada científicamente.
Lee también: Pastor alemán reconforta a su pareja tras parto
El Departamento de Ciencia Animal y Biotecnología de la Universidad de Azabu en Japón, afirman que el cerebro no define el tipo de oxitocina (hormona del amor, la cual aparece cuando hay una relación social afectiva) liberada por cada quien, así que, al tener un perro el cerebro libera oxitocina de manera involuntaria. Según científicos japoneses, no hay diferencia entre la oxitocina liberada por los hijos que la que se libera por los sabuesos.
El cerebro por medio de segregaciones determina relaciones afectivas por igual con personas y animales, es así como queda explicado el que vayas por ahí gritando a los cuatro vientos cuanto es que amas a tu perro y presumiéndole al mundo entero la manera tan especial de tratarlo.
Te puede interesar: Enséñale un par de trucos a tu mascota
En otro estudio, investigadores del Hospital General de Massachusetts analizaron la actividad cerebral por resonancia magnética funcional para estudiar las reacciones que tenían 14 mujeres mientras veían las fotos de sus hijos pequeños, las fotos de sus perros, y fotos de niños y perros desconocidos.
El resultado fue muy interesante: muchas de las áreas cerebrales que se activan cuando una mujer ve a su hijo también se activan cuando ve a su perro. Sin embargo, hay un par de áreas en el cerebro, la sustancia negra y el área tegmental ventral, que únicamente se iluminaron al ver a sus hijos, pero no al ver a sus perros.
Curiosamente, estas áreas están repletas de dopamina, oxitocina y arginina vasopresina, hormonas relacionadas con los sentimientos de recompensa y de unión con otros.