Terrorismo: premeditación, alevosía y ventaja

Crear o estimular el pánico es una nueva estrategia y forma parte del nuevo concepto de guerra.

descripción de la imagen

El nuevo empleado de KLM es capaz de detectar si los pasajeros son familias o pertenecen a un grupo distinto.

/ Foto Por Internet

Por Ricardo Esmahan*

2016-06-20 9:13:00

El Estado Islámico se adjudicó falsamente la masacre ejecutada en Orlando que dejó un saldo de 49 asesinados a tiros y 53 heridos. Este hecho de un desquiciado  lleno de odio y homofobia ha creado un pánico que se suma a las masacres en Bruselas y París. Se sabe desde hace mucho que crear o estimular el pánico es una nueva estrategia y forma parte del nuevo concepto de guerra.

El terrorismo extrae su motivación a partir de una intención organizada. Los terroristas no son locos y el terrorismo no es algo incidental. El acto terrorista está cuidadosamente planeado, invisible hasta que golpea. Este es uno de sus aspectos más poderosos. Ni el tiempo ni el lugar son predecibles. Y al momento en que el miedo del público disminuye, el terror  estalla de nuevo. 

Minoría de musulmanes fanatizados tienen una muy particular interpretación de sus doctrinas religiosas, predominando la violencia como acto religioso destructivo, de gran impacto, aunque no sea tendencia dominante dentro del islam contemporáneo, la segunda religión del planeta (20%) después del cristianismo católico (33%). Además, el concepto de yihad que se define en el sentido militar ha desempeñado un papel fundamental en la conformación evolutiva de las facciones del islam. El hecho de que hoy en día la mayoría de musulmanes no crean en la yihad, como creen en ella los terroristas, no es lo relevante, como el hecho de que minorías crean y que estén dispuestos a actuar, morir o matar por Alá.

Hay una falta de humanidad en la ideología yihadista, la crueldad de sus actos sólo tiene un significado frente a la vida y la muerte: los terroristas islamistas le dan la bienvenida a la muerte.

Muchos grupos, no sólo ISIS y al-Qaeda, sino incluso Hamas, Hezbolá y otros, han promovido el dicho “Nosotros amamos la muerte más de lo que amamos la vida”, idea que tiene origen en la declaración de un prominente general musulmán del siglo VII, dedicado a la yihad contra el imperio persa. Los terroristas que no tienen miedo a morir usan elemento clave en la conducción de la guerra: la amenaza de muerte. 

El propósito de matar en la guerra no se reduce simplemente a eliminar los soldados enemigos, sino principalmente desmoralizarlos, convenciéndolos de que la muerte espera inevitablemente. Pero esta amenaza ya no tiene poder alguno cuando el enemigo no teme a la muerte. Lo que hace que lo más alarmante del terrorismo sea que no sabemos cuántos yihadistas hay, cuántos tendrían que ser eliminados o incluso, cómo lograr reconocerlos entre la población inocente.

Cuando vemos imágenes de los terroristas que empujan plácidamente carritos de equipaje en un aeropuerto, no destaca su valentía, ni su voluntad férrea de morir, ya que el sentido de la muerte no significa para ellos lo que significa para la gran mayoría de la humanidad. Ellos no son como nosotros en el sentido fundamental, ellos hacen praxis: que prefieren la muerte sobre la vida. Y todo indica que sí lo hacen. Estamos, por supuesto, aterrados por el azar, la sorpresa y la violencia de los terroristas, pero lo que es más atemorizante son los propios terroristas.

Y es por eso que el terrorismo es eficaz. Un terrorista no necesita estar presente entre nosotros con el fin de causar terror. Nuestra imaginación ya está infestada de sus acciones. Ganan si no podemos vivir a gusto, con los terrores que evocan nuestra imaginación, estimulada por actos terroristas cometidos aquí, allá y en todo el mundo.

Los durmientes, lobos solitarios, son eficaces en la medida en que nadie les ayuda a planear o ejecutar sus ataques.
  

Columnista de El Diario de Hoy
resmahan@hotmail.com