???Aquí no hay más que esperar que se mueran porque no hay otra cosa???

Decenas de pacientes renales se han quedado sin diálisis durante más de una semana por falta de catéteres rígidos. 

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Las decenas de pacientes con necesidad de diálisis que asisten al Hospital Rosales esperan que el nosocomio compre un nuevo lote de catéteres rígidos para continuar con su tratamiento.

/ Foto Por elsalv

Por Xenia González Oliva

2016-06-22 7:00:00

“Cómo quisiera que hubiera un milagro, que dijeran de repente que les trajeron un poco de catéteres y los van a atender”, fue la súplica aferrada a la esperanza de  Gumercinda de Aguilar, mientras esperaba junto a su esposo a la respuesta que podría traerle alivio o más angustia. 

Pero en cuestión de minutos la respuesta apareció en un médico del servicio de Nefrología del Hospital Rosales, quien, con cansancio en la voz, botó la esperanza del milagro.  “Ahora nuevamente no hay catéteres rígidos.  La situación está bien complicada, de los que están aquí yo sé que no hay ninguno que pueda estar sin la diálisis”, anunció el joven médico. 

Alrededor de 20 pacientes eran los que esperaban por su diálisis ayer por la mañana, menos de la mitad tenían ya un catéter blando y sí podrían dializarse. El resto debía esperar a ser evaluado por un médico para establecer si podrían colocarle un catéter blando en los próximos días o semanas. 


Fotos: Decenas de pacientes renales sin diálisis por falta de catéteres rígidos en el Rosales


El servicio de Nefrología del Rosales pasa por una crisis; nuevamente se han agotado los catéteres rígidos y ya llevan más de una semana con el desabastecimiento. 

La situación ha implicado que haya pacientes con más de 15 días sin haberse podido dializar. 

La razón de la crisis provocada por la carencia de catéteres rígidos ha sido debatida y argumentada de diversas formas tanto por el jefe del servicio, Ricardo Leiva, como por el director del hospital, Mauricio Ventura. 

Leiva ha señalado que las mismas condiciones de saturación ante la alta cantidad de pacientes renales, así como los pocos recursos humanos y de insumos, han limitado la cantidad de catéteres blandos que pueden colocar.

Además, aseguró que este tipo de insumos se coloca todas las semanas desde hace muchos años, pero han tenido que depender del catéter rígido para atender a los pacientes más rápido. 


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Leiva explicó que un catéter rígido se puede colocar en diez minutos, por cualquier médico. En cambio, los catéteres blandos se ponen en una sala de operación, el procedimiento es especializado y puede tomar hasta dos horas. 

Mientras tanto, Ventura ha insistido que Leiva debió haber previsto desde hace años que se iba a volver complicada la compra de catéteres rígidos, porque son insumos obsoletos, y que debió reforzar la colocación del catéter blando. 

Ventura señaló que desde octubre hay 100 catéteres blandos que no se han usado, y que ha girado instrucciones apara que los coloquen a diario. “Si pusiéramos 10 a la semana en un mes tuviéramos 40 pacientes en catéter blando”, expresó. 

Sin embargo, aunque se lograran colocar los 100 catéteres blandos en una semana, la cantidad de pacientes que depende del otro tipo de insumos es superior. 

El servicio de Nefrología ofrece tratamiento de diálisis peritoneal intermitente manual una vez por semana a 360 pacientes. También hay alrededor de 200 pacientes que se mantienen dispersos en los distintos servicios de medicina recibiendo el tratamiento con catéter rígido.

Cada mes el hospital recibe de 40 a 50 pacientes renales nuevos, que no se pueden ubicar en los programas de Nefrología y reciben la diálisis con catéter rígido por médicos de otros servicios.  

Por meses, Delmy y su esposo Bernando Cruz, fueron parte del grupo que son atendidos fuera de Nefrología. Bernardo recibía las diálisis cuando llegaba al borde de la muerte a la Emergencia, hasta que en febrero logró cupo en el programa de diálisis semanal del servicio. 

“Cuando uno pasa para acá siente gran alivio, por eso con esta situación se nos hace bien duro porque no podemos verlos que ellos se están muriendo y uno no puede hacer nada”, comentó Delmy. 

Con desilusión contó que con las diálisis semanales la salud de su esposo había mejorado, pero en cuestión de 15 días ha comenzado a desvanecerse sin que ella pueda hacer algo para ayudarlo. 

“A mí me cuesta… estarlo trayendo por gusto y verlo bien grave siempre… Ya ni quiere venir. Estamos viniendo por gusto… a gastar por gusto… a gastar lo que no tenemos por gusto”, confesó Delmy. 

Dolor compartido

El sufrimiento de los pacientes es compartido por sus parientes. Gumercinda ha pasado las últimas noches en vela al lado de su esposo, Jaime Aguilar, quien ya lleva 15 días sin haber sido dializado. 

“Uno de pobre lleva las de perder… Viera cómo lo he pasado esta semana, viera qué terrible”, dijo Jaime quien desde que no se dializa ha pasado con náuseas, dolor de cabeza, vómitos, diarrea y cansancio. 


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La única opción para él y el resto de pacientes era esperar.

“Aquí no hay más que esperar que se mueran, porque no hay otra cosa…”, dijo María Melgar con impotencia al ver a su hermano, José, quien tuvo que acostarse en el suelo apenas encima de unos cartones, porque no aguantaba estar sentado. 

Los pacientes renales sin diálisis acumulan líquidos en su cuerpo, que podría provocarles un edema agudo de pulmón o falla cardíaca. Con la diálisis también eliminan sustancias como el potasio, que al acumularse puede provocar un paro. 

María describió como horrible la experiencia de ver a José pasar de ser alguien que podía moverse por su cuenta a necesitar ayuda para ir al baño y no poder comer desde que no recibe las diálisis. 

Antes de que el joven médico diera el anuncio a los pacientes, María pensaba en llevar a su hermano a la Emergencia, porque quizá ahí sí podrían ser atendidos. 

Rolando ya lo había intentado con su padre Orlando Torres, de 62 años, pero en Emergencias también le dijeron que no hay catéteres.  

El malestar le había ganado a su Orlando, quien se mantenía acostado en unos cartones al lado de su silla de ruedas, pero tuvo que ayudarlo a sentarse cuando les pidieron que se pusieran en orden para ser evaluados. 

“Quizá quieren que se mueran todos los enfermos… Si se pone muy mal me lo voy a llevar a la Emergencia, tampoco lo puedo tener en la casa así como está”, consideró Reina Rodríguez, ya desesperada al ver la delicada condición de su esposo Jorge Reyes.  Él fue evaluado, pero tiene una infección en el estómago y no puede ser programado para que le pongan un catéter blando. Ya llevaba más de dos semanas sin diálisis. 

Sin certeza sobre catéteres 

La semana pasada un grupo de parientes inquirió ante el hospital por qué faltaban los catéteres y les dijeron que la empresa proveedora se había retrasado en la entrega.  

“Acompañé a unas personas a hablar con la encargada de hacer los pedidos de insumos y dicen que la empresa es la responsable, ellos no, pero entonces, ¿la entidad de gobierno dónde está, si son vidas?”, dijo Roxana Lizama. 

Aunque a su tío ya le colocaron un catéter blando, expuso su preocupación de ver a los pacientes que no podrían recibir la diálisis, sobre todo porque la mayoría viaja desde lejos de San Salvador. 

“La situación está bastante difícil, los familiares sabemos las situaciones que pasan ellos en nuestras casas, uno no los quiere ver sufrir, por eso pedimos al Ministerio de Salud que ponga cartas en el asunto”, dijo Gumercinda. 

El Rosales hizo la gestión para comprar 15 mil catéteres rígidos en octubre, pero la empresa se retrasó en la primera entrega que debió ser el 21 de mayo. La semana pasada debía entregar mil catéteres pero no lo hizo. Ventura dijo que podrían entregarlos este viernes, pero no hay seguridad. 

El funcionario sostuvo que están haciendo “hasta lo imposible por ver dónde conseguimos catéter rígidos”.  Dijo que ha iniciado el proceso para comprar 4 mil catéteres rígido a otra empresa. 

“No… hay que esperar aquí, que nosotros los tengamos”, dijo ante la consulta de qué podría decir a los pacientes. 

Al cuestionarlo sobre las denuncias por el desabastecimiento, Ventura manifestó: “El Diario de Hoy no le va a venir a comprar los catéteres rígidos, ni le va a decir cómo usted lo puede conseguir, vamos a ver nosotros dónde se los conseguimos, hay que trabajar con lo que tenemos”. 

Para el director, con la situación que se atraviesa “al final va a haber una ganancia porque los pacientes se van a beneficiar, ha hecho que haya presión en el servicio de Nefrología y empiecen a manejar de mejor manera los pacientes con el blando”.