El Salvador es uno de los países de América Latina en los que sus ciudadanos se jubilan a más temprana edad. Las mujeres pueden retirarse del trabajo a los 55 y los hombres, a los 60, mientras que en el resto del continente, el promedio de años de jubilación ronda entre los 57 y los 65 años. Además, en los países de la OCDE ( Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) la gente se jubila incluso hasta cumplir los 70 años de vida.
Los años de cotización también son diferentes entre países. En El Salvador, es requisito que una persona ahorre durante 25 años acumulados.
En este periodo, el empleado debe aportar una tasa de cotización mensual del 13%, de los cuales el 6.25% lo aporta él, y el otro 6.75% lo aporta el empleador.
En otros países, el tiempo de cotización va desde los 10 en Belice, hasta los 37 y 38 en Costa Rica.
Discutir estos dos temas resulta espinoso. La mayoría de las personas preferiría dejar de trabajar cuanto antes y comenzar a recibir su pensión mensual.
Sin embargo, los economistas consideran necesario incluir este tema en un debate de pensiones que pretenda mejorar las condiciones de vida de los adultos mayores.
El tema es más importante si se toma en cuenta que la esperanza de vida de los salvadoreños ha aumentado con el pasar de los años.
Ahora se calcula que después de los 60 años un hombre vive aproximadamente 23 años más, y que las mujeres tienen 30 años más de vida después de los 55 años cumplidos.
Eso significa que se necesita más dinero ahorrado para tener una pensión suficiente como para financiar el resto de esos años en los que ya no se puede trabajar.
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Además, el presidente de la Asociación Salvadoreña de Administradoras de Fondos de Pensiones (Asafondos), René Novellino, asegura que en promedio los salvadoreños solo logran acumular 15 años de cotización, debido a la inestabilidad laboral. “Deben revisarse los años de cotización, pues la mayoría no logra cotizar 25 años”, aseguró.
De acuerdo con un diagnóstico de pensiones de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades) que hizo la economista Luz María Serpas de Portillo, es necesario estudiar el balance que hay entre el consumo y el ahorro de pensiones del trabajador, pues entre más largo sea el periodo de trabajo, mayor será el ahorro para la jubilación.
Según este estudio, modificar los años de jubilación y cotización es clave a la hora de considerar la sostenibilidad de un sistema previsional, pues de ello dependerá que el trabajador tenga suficiente dinero al final de su vida productiva.
Serpas añade que tras no cumplir con los requisitos, los trabajadores terminan recibiendo una pensión muy baja o no consiguen ninguna, lo que los acerca a la pobreza.
Tema delicado
En este tema han surgido muchos puntos a favor y en contra. En un estudio elaborado por el economista de Funde, Carlos Armando Pérez (“Líneas Generales para una reforma previsional en El Salvador”), se propone aumentar la edad de retiro de los hombres a 62 años, y la de las mujeres a 60 años, bajo la lógica de que, en promedio, los trabajadores se jubilan varios años después de la edad mínima, por lo que aumentar la edad permitiría aumentar los aportes para el ahorro individual.
Trejo toca, incluso, temas como la desigualdad que hay entre las edades del hombre y la mujer, y lo que afectaría en la tasa de reemplazo que recibirían estas últimas.
“Las mujeres efectúan menos cotizaciones que los hombres, por lo que la cuenta individual acumula un menor saldo, siendo el resultado una pensión más baja”, indica el economista, en su estudio.
También la Fundación Guillermo Manuel Ungo (Fundaungo), propuso hace unos años, en su diagnóstico de pensiones, equiparar la edad de jubilación de la mujer con la del hombre.
El Gobierno, por su parte, niega que pretenda modificar estos datos, y ha rechazado la idea de considerar una alternativa. Sin embargo, los economistas consideran que aunque es un tema difícil de tocar, debe analizarse desde la óptica técnica, sin populismo.
Pérez dice en su informe que si se redujera la brecha entre hombres y mujeres, y se cambiaran sus edades de retiro a 62 y 60 años, respectivamente, la cuenta individual podría aumentar hasta en un 13.1% para los hombres, y en 21.6% para las mujeres, en comparación con los valores que se ahorran actualmente. Su tasa de reemplazo aumentaría, en promedio, 9.1 puntos porcentuales.