Sala de Máxima Urgencia y otras yerbas

La doctrina hospitalaria manda que cada dependencia cumpla estrictamente con los objetivos que le corresponden, por lo tanto no es aceptable que se abra al público una Emergencia con componentes incompletos. 

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/ Foto Por Ross D. Franklin

Por Rodolfo Chang Peña*

2016-06-25 8:56:00

Con asombro me doy cuenta de los vaivenes e improvisaciones en la Emergencia de algunos hospitales públicos como si no existieran lineamientos doctrinarios, normas y procedimientos estandarizados y sobre todo modelos de funcionamiento planeados con antelación para cada componente de Emergencia. 

La doctrina hospitalaria manda que cada dependencia cumpla estrictamente con los objetivos que le corresponden, consecuentemente no es aceptable que se abra al público una Emergencia con componentes incompletos y peor aún que se habilite un servicio a expensas de dejar patojo a otro. En estas improvisaciones el pato no lo pagan los diseñadores ni los constructores sino los pobres enfermos que nada tienen que ver. 

Cada ambiente de un nosocomio tiene su propio equipamiento, instrumental y materiales de acuerdo con la normativa correspondiente por cuanto requiere preinstalaciones para que hayan tomas para conectar los aparatos electrónicos, salidas para gases de uso medicinal, aire acondicionado, agua fría y caliente, etc. por lo que resulta riesgoso equipar un área con equipos que corresponden a otra dependencia. 

La Sala de Máxima Urgencia también llamada Sala de Choque es un componente de Emergencia como lo son Observación, consultorios, Sala de Cirugía Menor, Sala de Yesos, Terapia Respiratoria, quirófano para cirugía de urgencia y sus apoyos, etc. Su ubicación ideal es cercana a la entrada para que el enfermo en condiciones críticas recorra la menor distancia posible y sea atendido sin dilación. Su objetivo es resolver la situación que está poniendo en peligro la vida del paciente, tomar las primeras medidas para estabilizarlo y trasladarlo inmediatamente a Sala de Operaciones, Unidad de Cuidados Intensivos o donde corresponda para que se le proporcione un tratamiento más completo.

Para un nosocomio de tipo general con capacidad de 150 camas que proporciona cobertura a unos 150,000 habitantes de su zona de influencia se espera que en el transcurso de 24 horas reciba por lo menos de 1 a 2 pacientes en condiciones críticas por lo que un cupo mayor de 2 resulta excesivo. Es importante no utilizar estos cupos para otros menesteres porque el momento en que se van a utilizar es imprevisible.
 
Observación en cambio tiene objetivos diferentes tales como internar pacientes para aclarar y definir un diagnóstico, esperar exámenes para decidir plan de tratamiento, esperar interconsulta con el especialista de turno, iniciar un tratamiento y observar evolución, etc. La normativa establece que el paciente no permanezca más de 24 horas en Observación y que antes de ese tiempo se haya resuelto su situación, sea trasladado a hospitalización, a Salas de Operaciones, se le dé el alta y control ambulatorio o se envíe a otros estudios. 

Para un nosocomio de 150 camas la normativa establece una capacidad de no más del 10 % del total de camas, es decir 15 camas. En el medio criollo la cifra anterior siempre es insuficiente y es cosa corriente que el rebalse se ubique en camillas en los pasillos. Las causas más frecuentes de esta situación son en primer lugar la lentitud con que se dilucidan los diagnósticos por problemas imputables a los RR. HH., laboratorio clínico, Rayos X, Ultras y otros. Y en segundo lugar al uso de las camas para otros fines como depósito mientras esperan por cama en hospitalización, enfermos pendientes de traslado, de operación o de que los lleguen a traer sus familiares.

*Colaborador de El Diario de Hoy