La acción del clima, la manipulación, además del periodo óptimo de uso de los producto de maquillaje, los vuelven potencial fuente de enfermedades para los ojos y la piel del rostro.
Por ello te invitamos a que eches un vistazo a tu cosmetiquera y descartes todo aquello que haya cumplido su vida útil.
1. Máscara
No, el rímel no debe cambiarse hasta que esté seco. “Es necesario renovarlo al menos cada cuatro meses”, dijo la experta en maquillaje Natalie Wright a Cosmopolitan. Usarla por mucho tiempo puede acabar creando bacterias en las cerdas del cepillo haciendo que los ojos estén vulnerables a infecciones.
2. Labial
A pesar de su apariencia duradera, las barras de labios tienen un promedio de vida de 18 meses. Con el tiempo comienzan a perder los aceites esenciales que previenen la proliferación de gérmenes y lo que pone tu salud oral en riesgo. Si comienzas a notar que el olor y el color de barra de labios están cambiando, es hora de desecharlos.
3. Brochas de maquillaje
Estos son los elementos de maquillaje que más pueden cargar gérmenes en sus cerdas, sobretodo porque tocan todo el rostro. Es necesario que los laves con frecuencia para que no exista en ellos proliferación de microorganismos. Un consejo es que no soples tus pinceles. ¿Alguna vez has pensado en cuántos gérmenes hay en las cerdas?
4. Lápiz de ojos
Es un artículo muy fácil de limpiar: simplemente afila las puntas para renovar la capa que se pone en contacto con la piel. Es importante que lo cambies cada 18 meses para evitar cualquier tipo de bacterias en contacto con tus ojos.
5. Glitter
Aunque los ojos brillantes son de gran belleza, el brillo puede dañar tu córnea. Durante la aplicación, las pequeñas partículas pueden caer en el ojo y causarte irritación e incluso algunos cortes.
6. Base
Por lo general, las bases duran un promedio de 12 meses, pero si vives colocando tus dedos ella, es mejor cambiarla cada seis meses. Además, es importante que al aplicarla tengas las manos muy limpias.
7. Rizador de pestañas
Incluso si eres es experto en cuestión de “limpiar pinceles”, el rizador de pestañas a menudo puede ser pasado por alto. Dejar rastros de maquillaje y no limpiarlo al usarlo de nuevo puede propiciar el crecimiento de bacterias.