Desde hace mucho tiempo el sector privado ha reconocido la importancia de incidir directamente en el bienestar de la sociedad a través de la inversión en iniciativas que elevan la calidad de vida de los colaboradores y sus familias e impulsan el progreso social de las comunidades más desfavorecidas de nuestro país. Por décadas, hemos visto en El Salvador cómo muchas empresas han destinado una cantidad importante de recursos a diversos proyectos que tienen el propósito de desarrollar a las personas del entorno en el que operan. Importantes programas en educación, salud, nutrición, formación profesional y desarrollo comunitario han nacido, y encontrado apoyo, en el sector privado.
En un país como el nuestro, donde el pequeño tamaño de nuestra economía y la alta tasa de informalidad limitan la capacidad financiera del Estado, no es sorprendente que los impactos de los proyectos sociales privados sean aún más relevantes. En febrero de este año, la Fundación Empresarial para la Acción Social (Fundemas) reportó que el sector privado en El Salvador ejecuta, anualmente, unos $600 millones en inversión social. Este importante aporte complementa y profundiza los resultados de las políticas públicas. En muchos casos, incluso, ayuda a compensar las falencias de las mismas.
La filosofía empresarial de renovación constante y mejora continua nos lleva a entender que siempre se pueden mejorar las intervenciones sociales que ejecutamos. Para ello, es necesario poder analizar lo que ha funcionado, sistematizar el trabajo, e integrarse a una agenda común de desarrollo. Se necesita que estos programas sean aliados relevantes de la política pública y se logre, en conjunto, maximizar los resultados positivos. Hay experiencias importantes que recogen esas lecciones: asocios de fundaciones que combinan recursos y experiencia en busca de un objetivo común, así como alianzas público-privadas que logran superar la polarización política y permiten llevar mayor progreso social a las comunidades.
Como empresarios debemos contribuir, desde nuestras posibilidades, al bienestar integral de nuestros colaboradores y de la sociedad, y participar en la construcción de un país en el que impere la armonía y la paz social. Existe la responsabilidad y un genuino compromiso de nuestra parte para impulsar el desarrollo social de nuestro país, siguiendo siempre criterios de eficacia, eficiencia y colaboración; promoviendo el trabajo en conjunto y adoptando las buenas prácticas desarrolladas por otros proyectos. Un elemento fundamental para que las iniciativas privadas puedan ser más efectivas en la promoción del progreso social es la integración de un adecuado diagnóstico de las comunidades a trabajar, desarrollando sistemas de monitoreo y evaluación comprehensivos, sólidos y transparentes que garanticen que los fondos sean bien invertidos y que haya una mejora palpable en las oportunidades y calidad de vida de los salvadoreños.
El Índice de Progreso Social (IPS), promovido por Fundación Poma en El Salvador, es una herramienta adoptada internacionalmente con el fin de poder realizar dichos diagnósticos y evaluaciones de impacto. Es una medición innovadora, centrada en el bienestar de las personas y en los resultados de la inversión social, que cubre diferentes aspectos del progreso social, desde las necesidades más básicas como nutrición, vivienda y seguridad hasta los elementos necesarios para una vida digna y libre: derechos de las personas, libertades civiles y una sociedad tolerante y abierta. Es también una medición flexible que se adapta a las necesidades de distintos programas y a objetivos y contextos específicos, manteniendo una coherencia teórica y una metodología internacionalmente validada y que puede hacer uso de los recursos de la Red Global de Progreso Social. A nivel global, el IPS es producido por la organización sin fines de lucro, Social Progress Imperative, en alianza con Fundación Avina, Deloitte, y Skoll Foundation; con el apoyo de Compartamos Banco, Cisco, y The Rockefeller Foundation; y en la región de Centroamérica es representada por el Centro Latinoamericano para la Competitividad y Desarrollo Sostenible (CLACDS) del INCAE Business School.
Como sector privado, sabemos que tenemos el potencial y las herramientas para incidir de forma significativa en el bienestar de nuestra gente. Como fundaciones, administradores y ejecutores de proyectos sociales, tenemos un conocimiento valioso adquirido a través de años de experiencia y de la inversión de muchos recursos en búsqueda del bienestar. A través del IPS continuaremos contribuyendo, sin temor a compartir nuestros resultados, reconociendo nuestras limitaciones y buscando las alianzas que nos permitan superarlas. El desarrollo de El Salvador depende de que lo hagamos y podamos trabajar juntos de forma eficiente y productiva.
*Director Ejecutivo Fundación Poma