Las variaciones climáticas continuarían afectando al sector productivo de El Salvador si no se toman las medidas necesarias para hacerle frente, según lo han advertido representantes del sector agropecuario.
Los pronósticos brindados recientemente por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) apuntan a una probabilidad de 65 % de que se desarrolle el fenómeno de La Niña durante los meses de agosto, septiembre y octubre, lo que significará una mayor cantidad de precipitaciones al final de la estación lluviosa 2016.
Según lo han advertido desde inicios de año, tras la degradación del fenómeno de El Niño a mediados de este 2016, se tiene la probabilidad de que La Niña aparezca a partir del segundo semestre.
Registros históricos apuntan a que el fenómeno de La Niña ocurre en forma impredecible entre cada dos y siete años, y el último evento extremo tuvo lugar en 1998.
“Después de un fenómeno de El Niño, pueden venir lluvias copiosas, fue lo que pasó con el Mitch en 1997 y 1998”, recordó ayer la ministra de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Lina Pohl.
El secretario para Asuntos de Vulnerabilidad y director general de Protección Civil, Jorge Meléndez, aseguró que El Salvador sigue siendo un país altamente vulnerable a los efectos de un invierno copioso.
“Vamos a una situación de un invierno en el cual vamos a tener bastante actividad, y previo a ese fenómeno tenemos estos primeros meses que también van a tener afectación sobre la agricultura y por tanto se tienen que tomar medidas para garantizar la seguridad alimentaria”, advirtió Meléndez.
El representante de Protección Civil reiteró que el país puede estar expuesto a lluvias muy fuertes y que si las previsiones del MARN son certeras, el sector agropecuario resultaría severamente afectado con el exceso de agua a finales de este año.
Daño a las plantaciones de frijol
Tal como lo explican los expertos en el tema, La Niña es un fenómeno completamente diferente a El Niño. Este se caracteriza por presentar lluvias intensas y por el enfriamiento de las aguas oceánicas.
Si estas fuertes lluvias impactan el territorio nacional, en los meses que se tiene previsto, coincidiría con la época en que los productores de frijol esperan desarrollar sus plantaciones.
Según el presidente de la Cámara Asociación de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (Campo), Luis Treminio, la cosecha postrera de frijol, que se siembra en agosto podría resultar seriamente afectada.
Los altos niveles de humedad producen enfermedades fungosas en las plantaciones; deterioran la vaina, la vuelven ligosa y generan mal olor, explicó Treminio.
Con esto se puede afectar la producción local de frijol, el país tendría que verse en la necesidad de abrir contingentes de importación y el bolsillo de los salvadoreños terminaría siendo golpeado nuevamente.
Hace dos años, el precio del frijol rojo nacional alcanzó niveles históricos de hasta $1.50 el precio por libra.
Las alzas estuvieron asociadas a la reducción de la cosecha nacional.
Peligra producción de café y azúcar
Con la previsión de que el país puede llegar a enfrentar fuertes lluvias, el sector cafetalero también advirtió que las plantaciones del grano pueden resultar dañadas.
De acuerdo con representantes de este sector, las lluvias se convierten en el escenario perfecto para el ataque de plagas a las plantaciones de café.
El hongo de la roya que ha afectado al parque cafetalero desde el 2012, podría aparecer con mayor intensidad en eventualidades de este tipo.
La roya es provocada por el hongo Hemileia vastatrix, que causa la caída prematura de las hojas de la planta del cafeto.
Este toma los nutrientes de la planta, disminuyendo así la floración y el desarrollo del grano. La caficultura, se ha visto favorecida en el combate de la roya por las condiciones de sequía de los últimos años; sin embargo, la humedad que genera el fenómeno “La Niña”, propiciaría daños en el cultivo y la consecuente baja en la productividad.
Otro problema que preocupa a los caficultores es la broca del café (Hypothenemus hampei), el cual es un insecto originario de África, que tiene el aspecto de un gorgojo diminuto y se come el grano sin importar su estado de maduración.
Ambas plagas se proliferan con el exceso de humedad.
En el caso de la producción de azúcar, de acuerdo con el presidente de la Asociación Azucarera de El Salvador, Mario Salaverría, dependiendo de la intensidad y el periodo que se prolongue el fenómeno climático, este podría afectar los rendimientos industriales.
Es decir, después del periodo de zafra (que termina en mayo de cada año), el suelo necesita recuperarse para que la caña pueda concentrar los nutrientes suficientes para brindar el mejor rendimiento.
En el período de no zafra (que va de mayo a octubre) y que coincide con la época de invierno o lluvias, los agricultores se dedican a la siembra de las nuevas áreas o a la renovación de sus plantas y al mantenimiento para el óptimo crecimiento de la caña.
Si en noviembre hay exceso de humedad, esto complicaría al sector, debido a que el cultivo tendría un menor rendimiento y habría menos extracción de azúcar, lo que al final generaría problemas de rentabilidad y una nueva baja en la producción de azúcar.
Afectación regional
El desarrollo del fenómeno climático de “La Niña” a nivel regional presentaría repercusiones sobre la producción agroalimentaria de Centroamérica y República Dominicana, según han mencionado especialistas internacionales.
En un seminario web organizado por la Comunidad de Práctica Adaptación y Agricultura en Mesoamérica y la Secretaría Ejecutiva del Consejo Agropecuario Centroamericano (SECAC); se expusieron las principales amenazas y desafíos que enfrentaría el agro ante el fenómeno.
Países como Costa Rica, Guatemala, Panamá y República Dominicana deberán hacer frente a precipitaciones por encima de lo normal, que en algunos de los casos podrían afectar plantaciones de musáceas (bananos y plátanos) durante la primera fase de la estación lluviosa, apuntan.
“Se recomienda a los productores y otros actores interesados en el sector mantener una comunicación fluida y constante con los servicios meteorológicos nacionales, especialmente en momentos clave como la preparación y la siembra. El mantenimiento de drenajes como acción prevista es una de las principales recomendaciones”, agregó la especialista de la SECAC, Ligia Córdoba.
El taller se realizó en colaboración con el Centro Internacional de Investigación del Fenómeno El Niño (CIIFEN) y el Proyecto EUROCLIMA-IICA.