Vida de pacientes en riesgo por falta de catéteres

Otros hospitales públicos le prestan al Rosales para que haga el tratamiento.

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Pacientes renales temían tener que regresar a sus casas sin su tratamiento.

/ Foto Por elsalv

Por Xenia González Oliva

2016-05-05 6:00:00

La crisis irrumpió hoy en el servicio de Nefrología del Hospital Rosales al quedarse por completo sin catéteres rígidos, materiales fundamentales para brindar el tratamiento de los pacientes con daño en sus riñones. 

Aunque sobrevivir con poco tiende a ser el reto permanente para los médicos y pacientes del servicio, quedarse sin los catéteres implicó un nuevo nivel de precariedad.  “Nunca en mis 30 años de estar en el servicio había visto una situación tan caótica”, manifestó el jefe de Nefrología, Ricardo Leiva. 

El nefrólogo dijo que la carencia le ha dejado sin respuestas y medidas alternativas para atender a los pacientes.   “Pueden fallecer, se van a complicar. Es una enfermedad que es terminal en cuanto a la función del organismo. Dependen de este tratamiento para subsistir, no hay otra”, sostuvo. 

A finales de marzo, los catéteres rígidos comenzaban a escasear y Leiva habría avisado al director del Rosales, Mauricio Ventura, de la necesidad de adquirir más.

“Desde hace más de un mes hemos estado limitados con los catéteres rígidos que usamos para los pacientes que están en diálisis peritoneal intermitente”, dijo Leiva, quien comentó que muchas veces habían estado al borde de quedarse sin los insumos, nunca completamente desabastecidos

El especialista añadió que en el país no se pueden adquirir los catéteres y la empresa  que el hospital  contrató para que los provea, aún cuenta con un plazo  para entregarlos. 

La semana pasada, el Rosales tuvo que prestar alrededor de 300 catéteres rígidos a los hospitales San Juan de Dios de San Miguel y Santa Ana. Hoy el préstamo ya se había agotado.  El director del Rosales declaró que recibirían otro préstamo de los hospitales de San Miguel y del  San Bartolo, en Ilopango. 

Además pidieron a la empresa que entregue un anticipo de alrededor de mil catéteres de los adquiridos. Estos podrían llegar mañana o hasta la próxima semana. 

El catéter es un tubo estrecho y alargado que puede ser introducido dentro de un tejido o vena.

El director Ventura afirmó que  ha solicitado en diversas ocasiones a Leiva que cambie el uso del catéter rígido al catéter blando, de estos últimos, el hospital aún cuenta con 100. 

“Ya pocas empresas lo fabrican para la venta porque en la mayoría de lugares en el mundo ya no los usan. Nosotros tenemos días de estarle diciendo al doctor Leiva que haga un plan para el uso del catéter blando”, declaró Ventura. 

Para instalar el catéter blando en un paciente es necesario realizar un procedimiento quirúrgico. Puede ser usado varias veces al recibir la diálisis.  En cambio, el catéter rígido solo se puede usar una vez y debe ser instalado uno nuevo cada vez que el paciente recibe la diálisis. 

Leiva admitió que los que son usados en el servicio están obsoletos, pero las condiciones del hospital y de los pacientes impiden que se expanda el uso de la alternativa. 

El nefrólogo explicó que no tienen el suficiente personal capacitado en la técnica especial para instalarlo.  Además indicó que la mayoría de los pacientes atendidos no califican para recibir ese tipo de catéter.  Por ejemplo, debido a las dificultades para movilizarse desde sus viviendas al hospital muchos no logran llegar el día que tenían programada la diálisis. 

Ante la alta demanda, los cupos para el tratamiento son insuficientes y el tratamiento solo puede ser semanal.  Cada mes se admiten de 40 a 50 nuevos pacientes renales en los programas y  más de 200 personas reciben diálisis, a la semana. 

“Mientras no tengamos un programa sólido de diálisis ambulatoria, de diálisis peritoneal, una buena unidad de hemodiálisis, de trasplantes, vamos a seguir inundado el hospital con catéter rígido”, expresó Leiva. 

Ventura reiteró que exigirá a Leiva que busque la alternativa de usar el catéter blando. 

Señaló que en el Hospital de San Miguel sí lo usan. 

Demandan soluciones  

El área de diálisis peritoneal, que suele estar saturada, lucía vacía. 

Pero en uno de los pasillos al exterior de Nefrología, al menos 20 pacientes y sus familiares se mantenían agrupados, a la espera de alguna señal que les confirmara que podrían recibir el tratamiento y que no tendrían que regresar a casa con la incertidumbre de perder la batalla contra la enfermedad. 

Lorena Martínez daba ánimos a su madre, María Jiménez, de 60 años, quien se mantenía adolorida con los tobillos muy hinchados. Ellas habían viajado desde Chalatenango y mantenían la esperanza de que llegarían los catéteres. 

Algunos familiares fueron a la Unidad por el Derecho a la Salud del hospital y luego a la dirección para exigir una solución más allá de la petición de esperar o regresar a casa. 

“Mi papá está en la Máxima Urgencia, necesitamos que se preocupen por la salud de los pacientes. ‘No hay’ nos dicen y ahí se terminó todo”, denunció la hija de Héctor Orellana, quien ya tiene dos años en el programa de diálisis. 

Marco Pineda, de 67 años, lamentó que su esposa, Noemí Hernández, no pudiera recibir el tratamiento.  “Hay mucha necesidad, si uno busca el Rosales es porque no tiene fondos. Por favor ayuden a  los enfermos”, pidió Pineda, quien temía que su esposa sufriera una recaída.

Roxana Meléndez también había llevado a su papá, de 64 años, quien había estado vomitando. Pese a su delicado estado no podía recibir la diálisis por la falta de catéteres. “La vida de ellos es la diálisis, si no hay diálisis no hay vida”, comentó.