RíO DE JANEIRO/BRASILIA. Una batalla política se ha desatado en Brasil entre el presidente interino de la Cámara de Diputados y el del Senado, ya que el primero quiere evitar que la presidenta Dilma Rousseff vaya a juicio, y el segundo pide que continúe el proceso contra la mandataria.
El líder encargado de la Cámara de Diputados brasileña, Waldir Maranhao, invalidó ayer la votación realizada el mes pasado, que permitió que el juicio político en contra de Rousseff avanzara al Senado, y que esperaba que suspendiera a la mandataria de sus funciones esta semana.
Horas más tarde, el presidente del Senado brasileño, Renán Calheiros, rechazó la suspensión del trámite para un juicio contra la mandataria y determinó la continuidad del proceso.
Una votación en el Senado para seguir, o no, el proceso de juicio político contra Rousseff estaba programada para mañana, y se esperaba que la mandataria fuera suspendida y que el Vicepresidente brasileño, Michel Temer, asumiera la presidencia.
Pero con la invalidación decretada ayer por parte de Maranhao el Senado debe enviar de vuelta el proceso a la Cámara de Diputados, lo que implicaría presumiblemente una demora de días o semanas para que se reinicie el procedimiento.
“Es una decisión intempestiva”, que “no tiene ninguna cabida” en el proceso democrático y que “no puede ser aceptada”, dijo Calheiros al instalar una sesión en el pleno del Senado.
Calheiros calificó de “extemporánea” la decisión de Maranhao y dijo que había sido adoptada “cuando el Senado ya discute el asunto desde hace varias semanas”.
Detalló que “ya hubo lectura de informes sobre el caso, se eligió una comisión especial” que analizó la base jurídica de los cargos y “hubo 10 sesiones que consumieron casi 70 horas de trabajo” en las que se escuchó a la defensa y a la parte acusadora.
“Esta decisión ahora, es totalmente intempestiva” y “no puede ser aceptada”, ya que “no se puede aceptar que se juegue de ese modo con la democracia” o que se “avale un atraso del proceso” contra Rousseff, declaró Calheiros.
También señaló que “no cabe al presidente del Senado decidir si el proceso es justo o injusto”, ya que eso lo hará “el propio pleno, el conjunto de los senadores, tal como lo ha decidido el Supremo Tribunal Federal”.
La Cámara de Diputados votó por abrumadora mayoría (367 votos a favor y 137 en contra) para iniciar y enviar el proceso al Senado el mes pasado, pero Maranhao anuló las sesiones del 15 al 17 de abril.
En su decisión, Maranhao argumentó que el proceso de destitución estaba lleno de irregularidades que dieron pie a que la votación del 17 de abril, que envió el juicio político a estudio del Senado, se invalidara.
La decisión nació de los argumentos del Fiscal General del Estado, Eduardo Cardozo, uno de los defensores de Rousseff, que argumentó que los partidos políticos no tenían porque recomendar a sus afiliados votar, a favor o en contra, del impeachment.
La decisión creó una tormenta política sobre la legalidad de la medida y sus posibles implicaciones.
Líderes opositores amenazaron con apelar la decisión ante la Corte Suprema de Justicia y observadores dicen que el gobierno podría hacer lo mismo si el Senado decide ignorar la medida de Maranhao y seguir con el juicio político (leer nota aparte).
Rousseff ha estado luchando contra el ‘impeachment’, en el que’ es acusada de violar normas fiscales en lo que críticos dicen que fue un intento artificial por mantener a flote la debilitada economía del país. La mandataria ha llamado al juicio político un “golpe de estado”.
Al conocer la decisión de Maranhao, Rousseff externó: no estaba al tanto del tema. “Tenemos una difícil batalla que librar”, dijo. También llamó a la prudencia y dijo “vivimos en una época de argucias y engaños”.
Tras conocerse la decisión de Maranhao, hubo protestas a favor del ‘impeachment’ en Río de Janeiro y la capital económica del país, Sao Paulo.-AGENCIAS.